Vistas de página en total

viernes, 23 de noviembre de 2012

Colombia, día 18. Conversaciones filosóficas y literarias


Un error hizo que en lugar de regresar a Bogotá hoy por la mañana, me viera obligado –-luego entendería: gozosamente obligado—a recorrer el Valle de Ubaté-Chiqinquirá, rodear la laguna de Fúqueme, conocer Ubaté, Susa, Fúqueme (pueblo diminuto, de limpieza casi quirúrgica, entre colinas serenas, donde dos policías barrían el parque),  Chiquinquirá, comer trompa con papas criollas en el mercado donde nos atendieron mujeres tatuadas que nos llamaban “mi amor”, “príncipe”, “cariño”, “mi rey”.
Todos estos valles y montañas, plagados de sauces llorones, robles, hayas, eucaliptos y mil otras especies, son de una belleza, verde belleza, que no me atrevería a comparar con ningún otro territorio que haya conocido. En nuestro recorrido hallamos que la mayoría de las haciendas están solitarias o a veces apenas habitada por una anciana de botas de hule, sombrero de ala ancha y pantalones. Hablé con una de ellas: le conté mi tragedia –-la cadena de violencias que han asolado la vida, mi caída en el infierno de la depresión, las ideas que tengo sobre mí y mi mujer—y me atreví a preguntarle: ¿Qué hay al otro lado? Con los aires de quien tiene una certeza apodíctica, inapelable y definitiva dijo: Al otro lado te van a dar lo que diste a este lado.
Escribe Omar Rincón, crítico de televisión en El Tiempo:
Los colombianos estamos orgullosos de la belleza de nuestras mujeres: las pregonamos como producto nacional, son nuestro lado digno: belleza, pasión, sonrisa, conquista. Por eso, las reinas representan a esa Colombia que cree en sí misima y listo, sólo éxitos. Las reinas son ícono de nuestra identidad y punto.
Conversación con mi hermana:
--¿Qué te parecería una novela donde se cuente toda una vida?
--Nadie la leería, sería muy larga. Sería como duplicar una existencia: qué aburrimiento.
--Pero es que uno no contaría todo: habría una edición minuciosa de los momentos fundamentales.
--¿De cuántas páginas?
--Digamos unas dos mil. Yo podría escribir una novela de 2000 páginas sin aburrir el lector.
--Falta que alguien quiera leerla.
--En realidad eso no importa. Lo importante es escribirla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Eduardo García Aguilar habla de Garramuño

SAMEDI 13 AVRIL 2019 LAS AVENTURAS LITERARIAS DE AGUILERA GARRAMUÑO  Por Eduardo García Aguilar La Universidad Veracruzana ...