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lunes, 30 de enero de 2012

Fotos con amigos escritores

Pero antes les dejo el vínculo en el que se anuncia próxima la presentación de mi novela Historia de todas las cosas en el DF http://mistercolombias.blogspot.com/2012/01/el-25-de-febrero-se-presenta-historia.html
Con Luisa Valenzuela

Con Andrés Neuman

Con Rubem Fonseca
Otra con Rubem Fonseca

Escritora mexicana con Andrés Neuman

Con Sergio Pitol

La misma escritora con Rubem Fonseca

jueves, 26 de enero de 2012

Las disparatadas historias de Marco Tulio Aguilera en Historia de todas las cosas

Esta es la lectura de uno de mis alumnos de la Facultad de Arquitectura.
Historia de todas las cosas, es una novela que describe a la ciudad de San Isidro de El General. Novela entretenida para la cual hay que ser pacientes y cautelosos. Al final te dejará un buen sabor de boca.
Por Edson Esair Figueiras Jiménez.
Pero antes el link donde se anuncia la presentación de Historia de todas las cosas en el DF

http://mistercolombias.blogspot.com/2012/01/el-25-de-febrero-se-presenta-historia.html

Manolo Ortuño y Ricardo Moreno Botello, coeditor español y editor mexicano, con MT en restaurante en Barcelona celebrando la aparición del libro.
 Hace unos días me encontraba en una cátedra de Marco Tulio Aguilera Garramuño, para la cual tendríamos que leer su libro Poéticas y obsesiones, al comenzar a leerlo me resultó un libro aburrido y personal (refiriéndome a personal porque son conferencias de Marco Tulio y demás), aborrecí este libro como una misa católica narrada por un padre anciano con voz aguardentosa y lenta. Lo aborrecí hasta que Marco Tulio me presentó la oportunidad de leer su novela Historia de todas las cosas, la cual si solo hubiera leído sus primeros dos o tres capítulos, al darme cuenta que no tenían ninguna coherencia el uno con el otro y cerrar el libro, tendría la vaga e ignorante idea de que el autor de dicho, era un escritor aburrido encerrado en sí mismo, el cual él mismo se dirigiría como ácrata frenáptero.No entiendo por qué me llamaron la atención sus primeros capítulos, ¿habrá sido la discriminación aplicada a Vladimiro por la “Ley de No Inmigración de Chinos, Negros, Mulatos y otros extranjeros desde la Costa hacia el interior”? Tal vez fueron esas palabras cautivadoras y concretas: “que la historia no es otra cosa más que un invento pasado por las aguas turbias de la memoria de algún ocioso, tergiversado por unos cuantos embaucadores y oportunistas” o quizá el inútil y estruendoso intento de Rey David al querer crear la Pindárica Orquestal de Quebrada de los Chanchos. No importa cual haya sido, pero eso bastó para que este libro me cautivara. No quiero decir que es el mejor libro que he leído pero si uno de los que más me ha aportado personalmente con sus cautelosas frases.Es recomendable, antes de empezar a leer la novela, conocer un poco de la vida de Marco Tulio, la cual puedes encontrar en su blog http://mistercolombias.blogspot.com/. Si la novela es leída pasivamente y con esmero, encontrarás una publicación interesante y llena de vida sanisidrogeneraleña, la cual trata de un pueblo, perdón (disculpen mi ignorancia), ciudad, con personajes tan diversos y llenos de vida, que solo faltaba la puta de la historia, pero absurdamente es un pueblo, perdón, ciudad, lleno de putas bellas con hermosas facciones.Cabe mencionar como Marco Tulio logra plantar valores, emociones, léxico, altos y cabizbajos, amor, repudio, celos, sexo, discriminación y demás cosas por mencionar, de una forma tan liberal. Lo cual pocos autores se atreven a hacerlo.La redacción de esta novela es directa, va al grano en cuanto a los personajes en formas de ser y características, sin importar a quién ofenda, creando un mundo particular y la elaboración de un lenguaje. Donde hasta cierto punto fue repudiado y criticado por lectores reales y personajes que solo fueron producto de su imaginación… sin mucho que decir, al que no le guste que chingue a su madre.La novela es conflictiva por la falta de respeto a la lógica cronológica, y no solo en cuanto al tiempo, sino que también al tergiversar sucesos, desfigurando la secuencia de algunos capítulos, me atrevo a decir que en la mayoría de  ellos. Retomando de lo que trata el libro, encontrarás desbaratadas ranaciones sobre la Quebrada de los Chanchos, Ureña o San Isidro de El General, como lo gusten nombrar, relatadas por Mateo Albán y don Garrapata, los cuales son capaces de transformar una simple discusión que no pasa de empujones y ceños fruncidos entre los Profesionales y amigos de Paticorvo Palomo atrás del Mercado, en una embestida brutal e inhumana llena de sangre y violencia, donde solo se respira aquel polvo rojo y se escuchan los estruendosos golpes de cadena y posibles objetos punzocortantes.Al terminar de leer la novela quedé extasiado, sin un pero, sin un por qué, sin  siquiera un bostezo de aburrimiento. A pesar de que no es un final del todo feliz, se me prolongó una sonrisa de oreja a oreja, la cual describe mi satisfacción lectora.Esta podría ser una novela interminable, pero siempre hay que buscar el justo medio.http://mistercolombias.blogspot.com/2012/01/el-25-de-febrero-se-presenta-historia.html

martes, 24 de enero de 2012

Del Diccionario de Frases Colombianas de Alonso Aristizábal

Alonso Aristizábal, amigo, escritor colombiano y maestro del twitter, ha publicado un curioso diccionario de frases célebres de autores colombianos. De mis libros sacó sin permiso las siguientes, y yo, sin permiso, me permito reproducirlas.


"Al tiempo prudencial Laura dio a luz a un hermoso “rinoceróptero” que, desgraciadamente, murió de nostalgia. Jamás, durante el término de su breve existencia, halló una hembra de su especie." En: Cuentos para después de hacer el amor, 1985, Amor contra natura


Sus ojos enormes y tristes, sus hábitos simples y plenos de significados, la gran emotividad que imprimen a cada gesto, la misteriosa impresión de ausencia o descuido, la radical soledad que parecen sufrir a pesar de un desamparo que exige a gritos protección, caricias interminables y sin embargo, sutiles, hacen que estos asombrosos seres sean llamados saúdes. Ib., Los saúdes


Atízale un suavezón tubazo en la base craneana cuidando de no darle en el occipucio por donde se filtra la materia blanda del cerebro. Ib., El suave olor de la sangre


¿No es indecible la precisión de los músculos bajo la piel que parece de seda escondiendo pequeños seres vivos que responden a nuestras caricias? Ib., La piel más tersa


Hablar sobre Sammy McCoy sin incurrir en la retórica, la hipérbole o los caminos trillados por manadas de elefantes es imposible. Ib., ¿Quién no conoce a Sammy McCoy?


"Decir “te quiero” cuando uno está fuera del otro es como mirar las estrellas en un día nublado y con la cara enterrada en la arena." Ib.


Hacer el amor con una leona de mar, dijo, es desagradable al principio. Luego uno se acostumbra al aliento con olor a pescado podrido. No hay como la ternura de los leones marinos. Te miran con unos ojos redondos y negros y se frotan contra tu cuerpo. Ib.


El hombre sería bueno si supiera que ello le ayuda a ser feliz. Ib., Juan Flemas despierto otra vez


Tú, como cientos de mujeres distantes, hiciste de mí una máquina de ilusiones. Ib., El juego de los tiempos prestados


En las calles de todas las ciudades hay muchos de nosotros esperando esa mirada, esa palabra insólita que caerá como una moneda de plata en un vaso sensible. Ib.


Escribí una novela que destruí porque hallé que ya había sido publicada por diez o doce escritores, todos tan mediocres o escépticos como yo. Ib.


Estoy convencido de que el trascendentalismo es apenas una y la más soporífera forma del aburrimiento. Ib.


Lo que llaman el amor tiene más de paciencia que de riesgo. Ib.


Súbitamente el camión, como una gran gallina, se aposentó en un bache y decidió empollar el barro. Ib., Próxima guerra en Alaska


La literatura es infinitamente saqueable. El arte está en la gracia de hacerlo bien. En: (Sobre Tierra de Leones, de García Aguilar), Dos nuevas novelas colombianas, El Espectador, 1986


Casi todos los escritores nos dedicamos a desgarrar el país para convertirlo en obra de arte. Ib.


Si alguna vez hubo en Cali -ciudad que se precia de albergar especímenes humanos en los que el esplendor es costumbre y espectáculo- un mancebo digno de ser amado por todos, todas, siempre sin tacha ni pausa ni reposo, ese ser magnífico fue Adolfo Montaño Vivas. En: Venturas y desventuras de un frenáptero (Los placeres perdidos), 1989


Cali, la ciudad más depravada y gozona de Colombia. Ib.


Para saber a ciencia cierta si una persona es hermosa o detestable, es necesario someterla a un largo tratamiento de besos y caricias. Ib.


Un perro que se muerde la cola no es un perro que se muerde la cola, sino una trampa puesta en medio del camino para que nos detengamos a contemplar una imagen viva del infinito. Ib.


La realidad es una obra de arte que está esperando el ojo iluminado. Ib.


La postreridad: que otros se coman el postre que uno prepara con tanto trabajo. Ib.


¡Un cálamo, un papiro, una corteza de maple, un cuero de cabra del Sinaí, rápido, lo que sea, tengo que escribir una idea que se me escapa! Ib.


Hombres, mujeres y bestias caen abatidos fulminantemente por su encanto y sienten la necesidad angustiosa de hincar el diente real o figuradamente en su carne de ave celestial... Los recursos para llegar hasta Adolfo han sido tan diversos como los matices del verde en la selva amazónica al amanecer. Ib.


No he tenido tiempo para decidir si me gustan más las mujeres que los hombres. Creo que prefiero a las lombrices de tierra después de la lluvia. Ib.


Los ojos del profesor se abatieron sobre los de Adolfo como garras en cuellos de gorriones y picas en nucas de Flandes. Ib.


No ignora que tras los ojos de admiración mística hay bestezuelas golosas que más vale no convocar. Ib.


Todas quieren lo mismo, cochinas, prosaicas. No me opongo al acto sino a la prisa... Al amor se debe llegar como a la cima de la montaña más alta. Ib.


Y se miran divertidos los dos abrazados en el centro del espejo, en medio del escándalo anticuado de sesenta bombillas de diez voltios. Ib.


Más insultado que una hetaira romana en manos de la baja plebe o tan vapuleado como una mujer adúltera en el Antiguo Testamento. Ib.


"No hay como las largas antesalas para la alimentación de la cultura personal: en aquella ocasión leí 500 páginas de “La guerra y la paz”." Ib.


Si uno les dice piropos a viejas secas como espartos, éstas reverdecen. Ib.


La sociedad se inventó para liberar al hombre solitario del peso de su propia conciencia y para que se mantenga ocupado en imbecilidades. Ib.


Soy más inútil que una vaca, pero menos perjudicial que un policía. Ib.


Cuando uno es feliz más vale no hacer preguntas. Ib.


"Ahora me doy cuenta de que “relativamente” es la palabra perfecta: quiere decir que sí sin conceder del todo, y quiere decir que no, sin ser descortés." Ib.


"La palabra “impúdicamente” me agrada: vamos a ponerla en práctica." Ib.


Una mañana al despertar Adolfo descubrió que se había vuelto a transformar en un monstruoso ser solitario. Ib.


No pongan flores en mi tumba pues soy alérgico. Ib.


Yo sólo espero que los niños no cambien, que conserven íntegras sus capacidades perversas. Ib.


Luego nos acostamos a descansar y a darnos besos. Unos 700. Ib.


El pelo se desparramaba sobre la sábana blanca y era como si allí mismo estuviera estallando una supernova... Me dediqué a besarla hasta que mis labios tropezaron con el más fresco rincón de su existencia. Ib.


Sus dos pechos eran como las narices de dos ardillas dormidas. Su sexo parecía el dorso de un delfín hundiéndose en el agua cristalina de sus muslos. Ib.


Para que surja el nuevo hombre es necesario que asuma el sentido de su propia irresponsabilidad. Ib.


El poder para los imbéciles. La libertad y la irresponsabilidad para los frenápteros. Ib.


lunes, 23 de enero de 2012

El imperio de las mujeres

Por: Luis Miguel Rivas
El texto que leerán a continuación fue escrito por uno de esos amigos a distancia que resultan ser escritores y que comparten con naturalidad y sin cálculo sus opiniones y entusiasmos. En unas breves líneas de su nota biobibliogáfica se define: "Naci en Envigado, Antioquia, Colombia, tierra de Pablo Escobar Gaviria, el más perverso y el más bondadoso de los hombres, y de dos grandes escritores: el filósofo Fernando González y Luis Miguel Rivas". Resulta que mi amigo se llama Luis Miguel Rivas. Saquen sus conclusiones. Yo ya saqué la mía.

“La mujeres son lo más femenino que hay “, decía un amigo que no podía entender la extraña lógica de su mujer con respecto al amor, la vida y el mundo. Todo lo que para ella era complicado para él era simple y lo que para ella era sencillo para él era inescrutable. Y así llevan viviendo como veinte años sin alcanzarse a comprender completamente, pero ya sin pretender explicarse ni modificarse mutuamente.

Lo más parecido a “lo más femenino que hay” es un escritor que escribe sobre las mujeres tratando de meterse en ellas y mostrando, sin pretender explicar mucho, lo que ni siquiera ellas comprenden. Por eso cuando acabé de leer El imperio de las mujeres* de Marco Tulio Aguilera Garramuño me dije: “este tipo es de lo más femenino que yo conozco”.
El imperio se me hizo cercano, contundente e importante porque une tres cosas fundamentales para mí: Las mujeres, el amor y los cuentos. Y en los tres asuntos (todos tan manoseados en tantísimos años de historia escrita) Aguilera Garramuño trasciende lo fácil, asume riesgos y nos entrega ráfagas de lucidez, fragmentos de esa confusa claridad propia de la literatura de verdad y del corazón femenino.
Son once cuentos como once piedras de un collar fino: perfectamente redondas en la forma, inagotables en los significados y bellas en conjunto. Como si para hacer esas historias se hubieran reunido un poeta, un matemático, un carpintero, un gigoló retirado, un marido experimentado y un sicólogo…
Un pequeño relato-epígrafe llamado “El señor de los sueños” abre el libro a manera de aviso, como advirtiéndonos la inminencia de terrenos cenagosos, difusos, veleidosos y profundos. Y luego viene el desfile de mujeres: ajenas, propias, posibles, inalcanzables, fatales, redentoras, mezquinas, generosas, jóvenes, viejas, exitosas, derrotadas, brujas, santas, cotidianas, excéntricas, ingenuas, sabias, callejeras, domésticas… Pero todas inquietantes, poderosas y, cada una a su manera, bella. Con cualquiera de estas mujeres escritas me iría yo inmediatamente, abandonando todo, así me trajeran la enfermedad como en “La sonrisa en la espesura” o la tragedia como en “Mester de putería artística” o el sofocante gozo del matrimonio como en “El viejo truco del amor”. Y podría incluso traicionar a unas con otras viviendo por temporadas en los distintos cuentos de este libro.
Esta es una compilación de cuentos sobre el deseo. Siempre hay “ganas” en el aire. Una atmósfera erótica que uno celebra inicialmente como maestría artística y valora como logro intelectual, pero que alcanza niveles de expresión tan contundentes que transforman la lectura en un acto físico, con abultamiento en la parte baja del abdomen, incluido. Entonces me acuerdo de una frase de Raymond Carver: “Las palabras precisas y verdaderas tienen el mismo poder que los actos”. Muchos episodios de este libro me entraron por los ojos en forma de letras y se convirtieron en acciones: también me reí. Me reí y me excité. A veces cada cosa a su vez y a veces las dos acciones juntas.
Descubrí que es posible, por ejemplo, tener una erección sonriente. Y encontré un camino en el que los burdos terrenos de la pornografía (siempre tan seria hasta cuando quiere ser poco seria) pueden ser trascendidos primero por el escritor y luego por la experiencia del lector. Garramuño juega con el tejido del deseo. Toma los hilos que lo conforman y los entrelaza de otras maneras. Los pasa por un baño de humor y sinceridad, les pone un toque de jugueteo infantil y agrega la receta de su magia personal. Finalmente nos entrega un mecanismo de sutilezas que de todas maneras nos despierta el animal. Pero se trata de una bestia hecha de otra pasta, que no se conforma con su simple condición de carne y secreciones, sino que aspira a algo divino, tan sutil como los hilos de los que está hecha.
Todo esto en el contexto de las relaciones de pareja, la soledad de los artistas, la egolatría humana, la inequidad social, los artificios del mundo literario y los fantasmas de la fama, entre otros. Entrar en sus páginas es realmente atisbar otro mundo: el imperio de la mujer y el deseo, esa realidad paralela, ese país regido por un soberano absoluto e inapelable, al que no queda más remedio que obedecer o comprender.
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El imperio de las mujeres. Cuentos en lugar de hacer el amor, Marco Tulio Aguilera Garramuño, Editorial Educación y Cultura, México, 2009.
 

viernes, 20 de enero de 2012

Premio José Eustasio Rivera

Muy pronto se celebrará en Neiva, capital de tierra caliente de Colombia, el 13 aniversario del Concurso de Novela más importante de este país y los 400 años de la fundación de esa próspera ciudad. Por tal motivo se entregarán los premios de la XII Bienal Nacional de Novela y el Primer Premio Internacional de Novela José Eustasio Rivera. Estaré asistiendo a ese evento como invitado, pues tuve el honor de ser el primer premiado en ese concurso, que es el más antiguo y prestigiado de Colombia. Abajo se pueden leer las bases.

lunes, 16 de enero de 2012

La plenitud del amor

UNAS PÁGINAS DE UNA NOVELA QUE QUIZÁS NUNCA VAYA A PUBLICAR

Es un hombre solitario, un buscador, que se ha aventurado innumerables veces, creyendo siempre, o fingiendo creer, que se enamora, y terminando en relaciones tristes, orgánicas y fracasadas. En esta niña -debe tener apenas un poco más de quince años- Ventura admira, inicialmente, la superficie: esbelta como un adolescente, cabello corto, su rostro tiene la expresión de una carita sonriente de las que modelaron los indígenas totonacas hace tal vez quince siglos. Ventura se deja llevar por la locuacidad de ella, por su aparente falta de sentido de la responsabilidad. La invita a cine. Ella acepta. La niña no deja de mirarlo durante la proyección. El hombre la besa y ella responde con entusiasmo. Lo llama "señor". Observan una película de Hitchkock, "Los pájaros". La niña en lugar de aterrorizarse por por las escenas en las que los cuervos atacan a los niños, se ríe.

     -Las cosas deben ser como deben ser -dice-. Si no, qué gracia iban a tener.

     Caminan luego por el Parque de los Berros, envuelto en brumas. La niña va jolgoriosa, parlanchina, aferrada al cuerpo del hombre. No la turban las miradas indiscretas.

  --Creo que este parque es el más hermoso del universo.

  --Si el señor lo dice, así es, porque así debe ser --responde Flor de María más con clara convicción que con humildad.

  --¿Y tú crees eso porque lo digo yo?

  --Cualquiera sabe que un señor tan grandote, de anteojos y con barba no puede mentir.

  --¿Y por qué no puede mentir?

  --Porque ese señor me gusta muchísimo, más que matar piojos o reventar espinillas.

  --No entiendo por qué te puedo gustar yo.

  --Eres bello -- le dice, tuteándolo por primera vez--. Tienes manos de luchador, piernas largotas, ojos tristes y dientes chicos.

     El hombre puede comprender todo, menos que a Flor de María le parezca bello: la pelambre descuidada y larga, la piel curtida cubriendo un cráneo anguloso, el cuerpo una masa de músculos poco proporcionada, su humanidad sin armonía. Ninguna de sus pasadas mujeres cantó su belleza. Acaso se refiriera al espíritu, ese ser más hondo, que en alguna parte debía habitar, y que ella intuía.

     --No confíes en las personas --le dice--. Cada vez que quieren impresionar a alguien le ofrecen su mejor parte.

     --Yo confío en ti. Es todo. Lo puedo sentir en la boca del estómago. Mi sistema digestivo es buen pisicólogo -. Pronuncia la palabra sin ironía, "pisicólogo", como si la hubiera sacado recientemente del diccionario.

     Caminan por Ursulo Galván, se detienen frente a un negocio de pesticidas,  reiteran los besos, sienten pasar a su lado una banda de muchachos que supieron cautamente ignorarlos, avanzan rumbo a El Pregón de Provincia, hacen una nueva estación amorosa al lado de una pila de basura, dan unos pasos más y llegan al sitio donde está estacionado el auto.

     --Míralo, ¿te gusta?

     Flor de María gira en torno al vehículo.

     --Es simpático. ¿Cómo se llama?

     --A veces lo llamo Galileo y a veces El Oprobio. ¿Sabes qué es un oprobio? 

     --No sé, pero debe ser muy divertido--. Flor pide que busquen una sombrita, en plena noche, para sacarle más gusto a los besos, y una vez hallado el sitio propicio, unen los cuerpos con minucia de relojeros, ella su justa pequeñez sobre el cordón de la banqueta, él recibiéndola desde abajo, sus brazos haciéndola desaparecer como si al abrazarla se estuviera amando a mí mismo.

     --Me quedaría besándote toda la noche --. Era indispensable, debía rendirle pleitesía y meter una tarjeta al horroroso reloj checador.

     Ventura decide hacer guardia a la puerta del edificio hasta que la niña salga de la oficina. Quiere estar seguro de que no escape. Sabe que no es un sueño pero conoce de los vuelcos de la vida. La ve bajar las escaleras de cuatro en cuatro.

     ¿Rumbo? ¿Ves aquella colina? Allá no es. Vivo más allá de la civilización. Eso dice. El Oprobio sigue una ruta de calles que ni siquiera merecen tal nombre, entre despeñaderos, zanjas abiertas y vericuetos de cieno selvático. El volkswagen supera con maña de mula los obstáculos, como un ciego, más guiado por su mecánico instinto que por la habilidad del conductor y siguiendo el mapa que trazan dos o tres bombillas mortecinas que se fingen estrellas allá en el horizonte de la niebla tenebrosa. -Caminas todas las noches por este sendero de bandidos?

     -En la noche todos los gatos son machos. Además, sé fingir voz de hombre malo y tengo en mi bolso una pistola de fulminantes Cuidado, cabrón, toy armado!

     La actuación sólo risa despierta en Ventura y enojo en la nena:

     --¿No parezco hombre malo en la oscuridad? 

     --No. Pareces exactamente lo que eres: una chiquilla asustada fingiendo ser hombre rudo.

     --Pues lo hago bien --dice enfática--. A propósito, ¿qué quiere decir lujuria? 

     Ventura busca una respuesta que esté a la altura de los castos oídos y cree desvelar una definición, si no lógica, por lo menos compatible con el alma cristalina que parecía saber tan poco del mundo:

     --Lujuria es lo que va después de los besos. 

     --Ah, entiendo. Quiere decir regresar a casa e irse a dormir. Qué bueno. Me siento muy lujuriosa esta noche. Mis padres son muy serios en todo lo referente a la lujuria: si no llego a tiempo a casa hay gritos y hasta golpes. Además prometí portarme bien desde que tuve al niño.

     --¿Cuál niña?

     --Mi hija. ¿No te había hablado de élla? Tiene dos años. Es un duende. Pronto la conocerás.

     Bajó del auto y huyó por la útima calle, se internó en un sendero entre el ladrar de los perros. La ciudad palpitaba a lo lejos.


viernes, 13 de enero de 2012

Marco Tulio Aguilera en España (entrevista)

Datos tomados del periódico La Vanguardia de Barcelona, de Europa Press, del blog de la Biblioteca Bobila, de Suite 101 y de El Ales Gutierrez Daily
El escritor mexi-colombiano Marco Tulio Aguilera,  presentó su novela Mujeres amadas el día 5 de octubre  y  el día 6 en el Ámbito Cultral de la Puerta del Sol. (foto.fuente:lavanguardia.com)


Marco Tulio Aguilera Garramuño, polémico escritor  mexi-colombiano y finalista de los premios Alfaguara España y Planeta México, estuvo en Madrid y Barcelona, donde presentó la tercera edición de su novela Mujeres amadas (publicada por la prestigiosa Editorial de la Universidad Veracruzana) y la primera edición de una obra mayor, novela de 515 páginas, titulada Historia de todas las cosas.


 Una y otra novelas ya tienen una larga carrera de aceptación crítica y de ediciones en varios países, pero particularmente Historia de todas las cosas, sobre la que escribió en escritor, periodista y maestro del márketing informático Ales Gutiérrez:
36 años después de su primera edición en Argentina, vuelve a ser publicada la obra que pretendió competir en calidad con "Cien años de soledad".La escribió un joven colombiano que ha cargado injustamente con el estigma de ser un imitador de Gabriel García Márquez. La publicó Ediciones La Flor, del prestigioso editor Daniel Divinsky, en 1975; quien escribió las siguientes palabras en la contraportada: “Nosotros los editores de este libro, declaramos al lector: Que Aguilera Garramuño no es un seudónimo utilizado por García Márquez para escribir una novela más divertida que "Cien años de soledad". Aguilera Garramuño es el de la fotografía, y no tiene bigote.Que "Breve historia de todas las cosas" es la novela más imaginativa, loca, entretenida y rica que haya pasado en mucho tiempo por nuestras manos.Que garantizamos al lector satisfacción completa, si no se le devolverá el importe de su compra en la tienda principal de San Isidro de El General.Que el pueblo San Isidro de El General no es Macondo y su único parecido es que ambos sólo podrían estar en Colombia.Que todos los comentarios bibliográficos de este libro lo relacionaran con García Márquez, siendo esto una mentira: a nosotros nos gusta más Aguilera. La novela fue entregada por el autor a García Márquez en su propia mano, Gabo la recibió escéptico y una semana más tarde llamó a Aguilera Garramuño para felicitarlo. “No creo que sea mejor que Cien años de soledad, pero no le hace falta. Es una novela extraordinaria y original”.


Por una parte Aguilera Garramuño dice que no le agrada mucho que lo comparen con el premio Nobel Gabriel García Márquez y por otra parte cultiva una obsesión por su compatriota que llega a ser molesta Al respecto ha publicado un libro, Poéticas y obsesiones,  en la misma editorial donde trabaja en el que reproduce varias entrevistas reales con Gabo  y una entrevista imaginaria.


Cuando el escritor maxi- colombiano vio publicada su primera novela Breve historia de todas las cosas en Buenos Aires (tenía 24 años de edad) hubo diversas reacciones críticas, algunas excesivamente elogiosas y otras, pocas, colocándolo a la sombra de García Márquez, debido a que su primera creación tenía cierta relación con Cien años de soledad, no sólo por la semejanza en cuanto a las técnicas literarias, sino por un pueblo imaginativo de que habla la novela, que podría recordar a Macondo.


El escritor colombiano, que reside en México hace ya varios años, estuvo en Barcelona a principios de octubre para hablar de El libro de la vida, una pentalogía del tamaño de En busca del tiempo perdido, de la que tiene publicados los cuatro primeros libros (Mujeres amadas, Las noches de Ventura, La pequeña maestra de violín y La hermosa


Marco Tulio Aguilera Garramuño habló con La Vanguardia.com antes de su viaje y estas son las opreguntas que le planteamos y las respuestas que nos dio.


Usted es muy conocido en América Latina pero en España no tanto, pese a que fue finalista del premio Alfaguara de novela del año 2000 con la obra El amor y la muerte. ¿A qué cree que se debe esa falta de diálogo literario entre los dos continentes?


Hay que aclarar que fui finalista del Premio Alfaguara pero eso no se difundió. Fui llamado a la oficina de Marisol Schutlz, directora de Alfaguara en México. Ella me dijo que el Premio estaba entre la novela de un escritor mexicano y mi novela El amor y la muerte. Marisol me preguntó si yo estaba listo para asumir un premio del tamaño del Alfaguara, con todo lo que ello implicaba de viajes y compromisos. Le dije que naturalmente estaba listo y que desde que comencé a escribir había estado listo para todo lo que la profesión implicara. Ella me dijo que ganara o no, de todos modos la Editorial iba a publicar todas mis obras, una por una, hasta completar el catálogo completo de mis libros. No sucedió ni lo uno ni lo otro. El premio le fue concedido a La piel del cielo, de Elena Poniatowska. Mi novela fue publicada en edición limitada en Colombia y luego México no quiso reeditarla. La obra recibió crítica entusiasta y abundante en muchos países. Y eso fue todo. Luego publicaron Cuentos para después de hacer el amor en Punto de Lectura México y España y El pollo que no quiso ser gallo en Alfaguara infantil. La promesa de publicar mis otros libros no se cumplió.

Como escritor de largo recorrido ¿Cómo se define?


Soy una persona extremadamente disciplinada, tanto en mi trabajo como escritor, como en mi labor como lector de la Editorial de la Universidad Veracruzana y en actividades deportivas. Fui fondista en mis años universitarios en Colombia, basquetbolista en Estados Unidos y México y actualmente soy nadador de categoría máster. Participo en competencias con frecuencia y lo mínimo que he alcanzado a nivel de competencias amateur son dos medallas de plata y lo máximo seis medallas de plata y una de bronce. Mis libros los trabajo por muchos años y son el fruto de largas investigaciones y de muchas escrituras, reescrituras y correcciones. Si he de definirme debo decir que soy una persona que cumple sus objetivos con una terquedad casi invulnerable y que habitualmente cumple sus caprichos, en ocasiones granjeándose buena cantidad de enemigos y malquerientes.

¿Cuáles son sus motivaciones literarias y de qué fuentes ha bebido?


Cuando publiqué mi primera novela algunos críticos y lectores dijeron que yo era un imitador de García Márquez. Muchos otros lectores, entre ellos el mismo García Márquez negaron esto. Se me encasilló como uno de los fundadores del post boom. Creo que con el resto de mis obras, que suman casi 30 libros, he demostrado tener mi propio mundo. He tenido algunas obras que podrían calificarse como "éxitos": por ejemplo Cuentos para después de hacer el amor, que ya lleva 14 ediciones y El pollo que no quiso ser gallo, que ya se acerca a los 50.000 ejemplares vendidos en Latinoamérica. Hay quienes me atribuyen cercanía a Henry Miller, Rabelais, Rubem Fonseca, Cabrera Infante, lo que no me molesta en lo más mínimo.

¿Es el narrador un mentiroso compulsivo? ¿Cuál es su relación con la sinceridad y la mentira?


El narrador es un mentiroso que descubre o busca verdades. Para mí el buen escritor es el que dice lo que nadie se atreve a decir o el que descubre lo que nadie hasta ahora ha descubierto. Como persona pública practico una sinceridad a veces insultante; como critico literario no me permito nunca adular buscando mi propio interés. Tengo una costumbre que a veces puede parecer chocante: defenestrar crítica y analíticamente los libros que son lanzados como si fueran obras maestras y que en realidad son fantoches publicitarios. Lo he hecho varias veces con libros que reciben grandes premios literarios.

Dentro de su trayectoria como escritor encontramos una cantidad importante de publicaciones en el ámbito del cuento y la narrativa ¿En cuál de esos géneros se siente más cómodo y por qué?


Cuentos y novelas son territorios en los que me siento a gusto. Creo haberle atinado en algunas obras a la escritura de buenos cuentos y de novelas bastante legibles. Algunas han tenido ediciones limitadas y poca repercusión. Esto lo atribuyo a que yo me dedico básicamente a escribir, y cuando publico un libro, me olvido de él y me dedico a pensar en lo que ha de venir. Tres veces fui representado por Carmen Balcells, la representante del boom,  y en las tres terminamos distanciándonos, más por mi culpa que por la de su agencia. Cuando ellos estaban negociando yo quería meter la cuchara, y eso no lo acepta la agencia. Después tuve otro representante colombiano que terminó estafándome. Entonces tomé la decisión de rascarme mis propias pulgas. El hecho de que yo viva en la periferia y no en una gran ciudad, ha favorecido que yo no tenga mucha exposición… lo que me parece muy bien, pues para un megalómano como yo lo mejor es que lo ignoren. Vivo en Xalapa, una ciudad de la provincia mexicana, y aquí he encontrado buen acomodo: llevo una vida tranquila, sin mucho traqueteo, sin demasiados viajes a ferias, conferencias, congresos y ello ha favorecido mi trabajo literario. Si viviera en Barcelona o el Distrito Federal en México, posiblemente me habría dedicado a la farándula literaria, a la figuración y habría terminado escribiendo la habitual basura de los adictos a la figuración.

Alguna vez se dijo de usted que sería el sucesor de García Márquez. ¿Esa aseveración ha marcado, de alguna manera, sus ambiciones literarias?


Sin duda García Márquez me marcó. Mi primera novela, Breve historia de todas las cosas tiene una relación directa con Cien años de soledad, no sólo por el manejo de técnicas literarias semejantes sino porque pinta un pueblo muy particular, muy imaginativo, que podría recordar a Macondo. Este hecho hizo que el primer editor de esta novela, Daniel Divinsky, de Ediciones La Flor, de Buenos Aires, afirmara que a él le gustaba más mi novela que Cien años de soledad. García Márquez la leyó en tiempo récord y me llamó para felicitarme. Y muchas veces, en privado, ha hecho excelentes comentarios sobre ella. Pero me dijo, como le ha dicho a muchos otros autores: "Nunca voy a hablar públicamente bien de tu novela porque eso te perjudicaría. Una vez hablé bien de un escritor y ya nunca volvió a escribir nada bueno". Lo que yo le respondí en esa oportunidad a Gabo fue: "Puedes hablar bien de mí, puesto que yo tengo tan alta ser".

En Facebook ha circulado una especie de mito o chisme: que usted es el escritor fantasma que ha escrito las obras de García Márquez a partir del comienzo de sus enfermedades. ¿Qué opina de eso?


Es una buena fantasía que no me hubiera gustado cumplir. Estoy satisfecho con las obras que he escrito. No envidio las obras de García Márquez pero sí sus derechos de autor. Conozco a la persona que inventó esa historia: se apellida Goussen, es nicaragüense y lector de mis obras desde hace muchos años.


Usted es colombiano de nacimiento pero reside en México desde hace más de treinta años. ¿La experiencia de la migración ha marcado de algún modo su obra y su relación con la realidad?


Vivo en México hace más de 30 años pero sigo siendo colombiano no sé si por romanticismo, por terquedad, nostalgia, pereza de hacer trámites o por llevarle la contraria a la corriente que tiende a denigrar de la nacionalidad colombiana. Tal vez si viviera en Colombia mis temáticas habrían cambiado pero no mi espíritu ni mi empecinamiento. Pero éstas son elucubraciones ociosas. Como sólo tenemos acceso a una dimensión espacio-temporal, puedo hablar de lo que he vivido, no de lo que podría haber vivido.

¿Cómo ve la situación actual de la literatura en América Latina y cuáles cree usted que son las señas de identidad de sus escritores?


Hay una tendencia a negar los orígenes entre los escritores latinoamericanos que han alcanzado una buena difusión en Europa. Muchos de ellos quieren escribir como europeos, quieren ser universales a costa de olvidarse de sus fuentes. A eso se ha llamado "negar las raíces", usando un término bastante maniqueo. Opino que el problema no es que nieguen sus orígenes, sino que comienzan a plegarse a las exigencias de un mercado que les exige una especie de estandarización. Es claro que a pesar de esto Latinoamérica sigue siendo un surtidor prácticamente inagotable de buena literatura, que de alguna forma opaca lo que se hace en España. Fuera de Reverte y algunos best sellers españoles casi nada llega a las librerías de Latinoamérica, mientras que en España siguen campeando unos buenos nombres de autores latinoamericanos muy legibles, varios de ellos mexicanos y colombianos. Entiendo que España esté ofendida por el hecho de que casi todos los grandes premios se los lleven los escritores latinoamericanos… Pero es un hecho: la buena literatura se sigue produciendo en Colombia, Argentina, México, Perú.

Y para terminar, usted ha ganado un número considerable de concursos literarios. ¿Ayudan estos eventos a depurar la calidad creativa o son, al contrario, nuevas formas de mercantilizar la literatura?


Los premios me han ayudado a saltar trancas, a publicar en grandes editoriales sin hacer antesalas, a construir una buena casa para mi familia, me han dado desahogo pero no fortuna, me han permitido hacer viajes y me han dado reconocimiento en varios países. En general los premios que ayudan a elevar la calidad de la literatura son los pequeños premios. Hasta el momento no he recibido ningún premio verdaderamente grande. He sido finalista en Alfaguara España y Planeta México. Por otra parte es bien sabido que los grandes premios están casi todos viciados. ¿Quién entiende que se le dé un Planeta a Camilo José Cela, un Alfaguara a Vargas Llosa o a Savater? La mercantilización es la que domina. Me encantaría que a los miembros de los jurados de esos grandes premios se les hiciera un examen a ver si de verdad leyeron diez de los 500 o más libros de concurso. Los premios los terminan dando los editores y los grandes nombres son sólo pantallas.


Aguilera Garramuño fue acogido cálidamente en España por Manuel Ortuño, editor de Trama Editorial, quien organizó una comida en su honor, a la que asistieron personajes de la vida cultural madrileña. En Barcelona tuvo el apoyo del escritor uruguayo  Héctor D’Alessandro,  del maestro de márketing y escritor Ales Gutiérrez, de la poeta Martha Cedeño. El autor dejó una donación de sus libros y de libros de la Universidad Veracruzana en la Biblioteca Bobila de L Hospitalet de Llobergat, donde el director de esa institución programó una conferencia.


Finalmente Manuel Ortuño y Aguilera Garramuño llegaron a un acuerdo para que el segundo lo represente en España. Durante todas las presentaciones el escritor estuvo acompañado por Ricardo Moreno Botello, su editor mexicano, y por Cecilia Botello, subdirectosra de la Editorial Educación y Cultura.







La novela que pretendió opacar a "Cien años de soledad"

Alexandri Gutiérrez Hortua






garramuño - autorizado del blog del autor



36 años después de su primera edición en Argentina, vuelve a ser publicada la obra que pretendió competir en calidad con "Cien años de soledad".



La escribió un joven colombiano que ha cargado injustamente con el estigma de ser un imitador de Gabriel García Márquez. La publicó Ediciones La Flor, del prestigioso editor Daniel Divinsky, en 1975; quien escribió las siguientes palabras en la contraportada: “Nosotros los editores de este libro, declaramos al lector:


  1. Que Aguilera Garramuño no es un seudónimo utilizado por García Márquez para escribir una novela más divertida que "Cien años de soledad". Aguilera Garramuño es el de la fotografía, y no tiene bigote.
  2. Que "Breve historia de todas las cosas" es la novela más imaginativa, loca, entretenida y rica que haya pasado en mucho tiempo por nuestras manos.
  3. Que garantizamos al lector satisfacción completa, si no se le devolverá el importe de su compra en la tienda principal de San Isidro de El General.
  4. Que el pueblo San Isidro de El General no es Macondo y su único parecido es que ambos sólo podrían estar en Colombia.
  5. Que todos los comentarios bibliográficos de este libro lo relacionaran con García Márquez, siendo esto una mentira: a nosotros nos gusta más Aguilera Garamuño.""



Gabriel García Marquez le da su visto bueno y la elogia



La novela fue entregada por el autor a García Márquez en su propia mano, Gabo la recibió escéptico y una semana más tarde llamó a Aguilera Garramuño para felicitarlo. “No creo que sea mejor que Cien años de soledad, pero no le hace falta. Es una novela extraordinaria y original”.





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Muchos lectores autorizados pensaron lo mismo y unos pocos acusaron a la obra de ser un subproducto del realismo mágico. La edición argentina no se vendió de manera tan copiosa como esperaba el editor, pues Argentina por esos días estaba en la peor crisis de su existencia y gobernada por la feroz tiranía de los militares.



Salió una segunda edición de 25.000 ejemplares en Plaza y Janés de Colombia, y ahí terminó la carrera de la novela, que no fue olvidada por la crítica y los lectores, pero sí relegada por su autor, que se dedicó a sobrevivir en Estados Unidos, Colombia y México, y que comenzó a publicar otros libros que tuvieron repercusión pero no llegaron a tener eco mundial.



Proceso y obras del escritor colombiano Marco Tulio Aguilera Garramuño



Lo más cerca que estuvo de alcanzar difusión mundial, fue en el año 2000, cuando quedó finalista del Concurso Alfaguara con su novela El amor y la muerte, concurso que ganara Elena Poniatowska. La editorial ocultó que la novela de Garramuño había sido finalista, pero la crítica de muchos países subrayó dicha actitud y el escritor levantó una polémica contra Alfaguara, afirmando que se premia lo que se vende, no la calidad.



Aguilera Garramuño, urgido por una pulsión narrativa y un poder literario que han reconocido críticos de muchos países, ha publicado libros que se han transformado en clásicos. Por ejemplo Cuentos para después de hacer el amor, que a la fecha lleva 16 ediciones y El pollo que no quiso ser gallo, cuentos infantiles, que ha vendido casi 50.000 ejemplares.



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Emprendió un proyecto del tamaño de En busca del tiempo perdido, constituido por cinco novelas, de las cuales lleva cinco publicadas: Mujeres amadas, Las noches de Ventura, La pequeña maestra de violín, La hermosa vida y una inédita, El sentido de la melancolía.



Recuperación, reedición y publicación de la antigua obra



En la memoria de los lectores quedó, sin embargo, la primera novela, Breve historia de todas las cosas; que fue considerada por Seymour Menton como lo más cercano que se haya escrito a Cien años de soledad; se recuerda que esa obra entró en la historia de la literatura latinoamericana exaltada en libros de John Brushwood, Seymour Menton, Raymond Williams, Anderson Imbert y en artículos de medios literarios de muchos países.



La Estafeta Literaria de Madrid le dedicó una página, y Germán Vargas, uno de los siete sabios de Cien años de soledad, destacó su gozosa calidad, así como lo hicieron más de 100 críticos. Aun así el autor decidió dejar relegada esa novela y dedicarse a demostrar que no es, de ninguna manera, una sombra del célebre Gabo.



Como dato curioso, años después el filósofo norteamericano Ken Wilber publicó un libro con el mismo título. Y aun más curioso, un escritor español, 15 años después de la publicación de Cuentos para después de hacer el amor, publicó un libro con el mismo título.



36 años después de la publicación de Breve historia de todas las cosas, una pequeña y prestigiosa editorial del estado de Puebla, llamada Educación y Cultura, publicará una novela que se llama Historia de todas las cosas. Es la misma vieja novela, alimentada con la experiencia narrativa a lo largo de los años, y con 220 páginas más. Aguilera Garramuño afirma que va a demostrar que lo que dijo su editor original, si no era verdad entonces, sí lo es ahora.



Marco Tulio Aguilera Garramuño estará el 5 de octubre dictando una conferencia en la Biblioteca Bóbila de L’ Hospitalet de Llobregat – Barcelona.





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