Vistas de página en total

viernes, 25 de noviembre de 2011

Joseph Conrad: el arte de la novela

El corazón de las tinieblas: la novela irreductible
Segunda sesión de El arte de la novela, en la Escuela para Escritores de Xalapa. 17 de agosto de 2002.
Marco T. Aguilera
El corazón de las tinieblas<!--[if !supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]--> de Joseph Conrad nos presenta una nueva forma de novelar en la que el narrador le cede la palabra a un personaje para que éste cuente la historia central. Este mismo procedimiento fue el que utilizó Sergio Pitol en Domar a la divina garza: poner a hablar a un personaje y que éste cuente la historia principal de la novela. Marlowe, el protagonista de El corazón de las tinieblas, es un marinero, pero no un marinero típico, que carece de rumbo y que se embarca en cualquier barco, con tal de que le paguen; el rumbo de Marlowe no es sólo geográfico, sino moral: busca algo más allá de la paga física. Tal actitud fue también la de Conrad: a lo largo de su vida: emprendió viajes imprevisibles, con intenciones que rebasaban el deseo de aventuras y la ambición de dinero o poder. Lo suyo era la búsqueda de un saber que no se encuentra en los libros, sino en la vida: en una vida vivida de acuerdo a principios irrenunciables. No dudo que Marlowe sea el antecedente más directo, el pariente más cercano, del Maqroll de Álvaro Mutis, cosa que ni el mismo Mutis, creo, niega; tampoco Pitol debe negar que el procedimiento que utilizó en Domar a la divina garza proviene directamente de El corazón de las tinieblas. Mutis es demasiado antisolemne para querer apropiarse de glorias ajenas y Pitol nunca ha tenido pretensiones de originalidad. El procedimiento de escritura que usan Conrad, Mutis y Pitol no es nuevo, es más bien bastante viejo: el contar una historia dentro de otra historia; lo usó la Scherezada de Las mil y una noches y fue usado en los Cuentos de Canterbury y en El Decamerón. La novedad se halla en que Conrad se salta olímpicamente la verosimilitud temporal y se permite contar de un tirón historias que en la vida real llevarían varias horas. Es pues un procedimiento artificioso, pero que en el arte de la novela, se disuelve.
El corazón de las tinieblas no es solamente una novela de aventuras, sino una novela de búsqueda moral, una especie de Odisea de la naturaleza humana. No se va en busca de monstruos mitológicos, de grandes descubrimientos geográficos o de batallas desiguales y heroicas, sino que se busca (o tropieza) con aquello que en el fondo del alma guarda el ser humano. El protagonista de El corazón de las tinieblas no sabe lo que busca, pero sí conoce que todo cuanto encuentre, habrá de calibrarlo con grandeza y magnanimidad, sin intolerancia. De alguna manera Marlowe va en busca de lo que ya tiene: se busca a sí mismo en el mundo. En su aventura en la selva hay un intento de comprender las fuerzas oscuras, primitivas, que yacen en el fondo de todos los seres humanos, incluso de los más civilizados. Conrad compartía, sin duda, la idea de Thomas Hardy, según la cual “la tarea del poeta y del novelista es enseñar la vileza que se encuentra debajo de las cosas más grandes y la grandeza que se encuentra en las cosas más viles”.
Repitamos una frase interesante de Pitol con respecto a Conrad: “Llegar a Conrad marca uno de los momentos decisivos que puede conocer un lector cultivado”. La cima de esos momentos, sería, a no dudar, la lectura y un cierto tipo de comprensión del Ulises de Joyce, que, como señalamos anteriormente consitituye el Everest de la novela. (Everest que tiene un más allá en la novela Finnegans Wake, del mismo Joyce).
El corazón de las tinieblas se abre con un barco anclado en la inmovil oscuridad de la desembocadura del Támesis. En la cubierta de ese barco los marineros escuchan la historia que cuenta Marlowe sobre su aventura en el Congo en busca de Kurtz, un agente comercial de la misma compañía, que se encuentra enfermo en el corazón de la selva
La narración de Marlowe es tensa y angusiosa y sus escuchas (y sus lectores) se ven atrapados en ella. El relato se inicia con la descripción de una navegación por un territorio lleno de amenazas, de hombres cercanos a la bestialidad, de ritos inconcebibles. En su nivel más aparente la novela es una una denuncia mordaz de los abusos de la civilizacion sobre las tierras y habitantes africanos, una denuncia amarga, llevada al extremo. Marlowe ve aquella tierra sombría y diferente con ojos inquisitivos, además con una especie de intención trascendental: pretende explorar más allá de la convención occidental, que ha convertido a Africa en tierra de salvajes y fuente de riquezas. Marlowe descubre que Kurtz, ese agente comercial al que busca y pretende rescatar, se ha convertido en una especie de semidiós para los nativos. Y aquí es donde comienza el misterio: en el hecho de que el agente comercial, Kurtz, no es un occidental convencional, sino una persona de gran poder, que de una forma inexplicable ha entrado en la médula de aquella tierra aparentemente opaca a la comprensión de los ojos extranjeros. Marlowe conserva su honradez hasta el final, su odio a la mentira y termina por admirar en Kurtz su despiadada ambición de riqueza y su atrevimiento para invlucrarse en el misterio de un mundo secreto, aparentemente incognoscible.
Algo diferencia claramente el estilo de Conrad del estilo de un libro de aventuras: la capacidad de reflexionar sin hacer concesiones: “No, no me gusta el trabajo. Prefiero holgazanear mientras pienso en todas las cosas buenas que podrían hacerse. No me gusta el trabajo, a nadie le gusta—, pero me gusta lo que hay en el trabajo; la oportunidad de encontrarse uno mismo”. Es Marlowe quien habla, pero tras él está Conrad más Conrad que nunca: en esta novela el autor recrea, revive la aventura que él mismo vivó en el Congo Belga. En el viaje en vapor remontando el río —como los remota el Macqroll de Mutis— hay un aire de alucinación: la naturaleza es de tal manera abrumadora, que el hombre no puede sino sentirse pequeño, víctima indefensa en manos de un destino monstruoso.Así describe un tramo de río en el que la extrañeza está más presente que de costumbre: “El tramo era angosto, recto, con altos árboles, como terraplenes de ferrocarril. El crepúsculo fue deslizándose sobre él antes de que el sol se hubiera puesto. La corriente fluía mansa y rápidamente, pero una muda inmovilidad cubría las márgenes. Los árboles vivientes, aprisionados por las enredaderas y por cada uno de los arbustos vivientes de la maleza, podrían haber sido convertidos en piedra, hasta la rama más delgada, hasta la hoja más liviana. No era un sueño; aquello parecía innatutral, como un estado de trance. No podía oírse ninguna clase de ruido, ni aún el más débil. Uno miraba pasmado y empezaba a sospechar si no estaría sordo. En esto se hizo la noche, repentinamente, y nos dejó también ciegos”.
El barco avanza río arriba en busca de la estación donde está Kurtz, el agente comercial que envía marfil, grandes cantidades, desde el fondo de la selva, hacia Europa. Pero el viaje en el vapor es azaroso. Varios de los marineros son caníbales, se escucha un tam tam constante, el vapor es débil, hecho prácticamente de remiendos. En la espesura se adivinan grandes peligros, se escuchan gritos desgarradores.
Marlowe encuentra a Kurtz muy cerca de la muerte, recoge todo el marfil restante, lo sube en el barco y confronta la personalidad de Kurtz, un hombre que ha sido seducido por la selva, a la que considera suya, que está consubstanciado con ella, con su arcano. “Todo le pertenecía, pero eso era una insignificancia. La cuestión era saber a qué pertenecía él, cuántos poderes de las tinieblas le reclamaban como suyo”. Algo ominoso se cierne sobre el lector, el narrador no puede o no quiere precisarlo y es este núcleo de misterio el que mantiene tensa la narración. El corazón de las tinieblas es el tipo de novela que no cede sus secretos y en este ocultamiento que parece a veces casi vergonzoso o púdico se cifra su encanto renovado. (Un párrafo de la correspondencia de Conrad ilumina este aspecto: “Todas las grandes obras de la literatura han sido simbólicas, y, de este modo, han ganado en complejidad, en poder, en profundidad y en belleza”).
El descubrimiento de que Kurtz, en su inmensa soledad, no sólo había escrito una especie de tratado para la Sociedad Internacional para la Supresión de las Costumbres Salvajes, sino que había entrado en relación con esas costumbres y además, “cuando sus nervios le fallaron” comenzó a “presidir ciertas danzas nocturnas que terminaron en indescriptibles ritos que se ofrecían a él” —intriga y turba a Marlowe. La narración de este nudo ciego de sentido hace que la narración se torne más tensa, más opresiva. El protagonista no entiende qué es lo que yace en el corazón de las tinieblas, pero lo siente, lo sufre, y de la misma manera lo padecen sus lectores. La narración asume caractéteres menos incidentales, más esenciales, cuando intuimos que Conrad no alude a los salvajes sino a todos los seres humanos, que ocultan en su corazón lo innombrable, lo indecible. Pitol, en el prólogo, aventura que estos ritos se incluyen orgías de orden sexual, pero en la novela en ninguna circunstancia se menciona tal cosa, sólo se repiten adjetivos ominosos: innombrable, espantoso, pavoroso. Tal vez en la traducción, en las traducciones, se perdió algo de esa verdad oculta. (Habría que preguntarse si Pitol, Araceli García e Isabel Sánchez ocultaron algo, lo maquillaron). ¿Qué pasó con Kurtz? Nunca se sabe en realidad. Se dice que participó en ritos terribles con los indígenas y se hace una reflexión de carácter general: “”La selva había logrado poseerlo pronto y se había vengado en él de la fantástica invasión de que había sido objeto. Me imagino —dice Marlowe— que le había susurrado cosas sobre él mismo que él no conocía, cosas de las que no tenía idea hasta que se sintió aconsejado por esa gran soledad”. Kurtz es rescatado, casi moribundo, de la selva, por Marlowe, pero la selva lo reclama. Kurtz vuelve a escapar del vapor, casi arrastrándose, y regresa a la selva. Marlowe lo sigue. Dice Marlowe: “Intenté romper el hechizo, el denso y mudo hechizo de la selva, que parecía atraerlo hacia su seno despiadado desertando en él olvidados y brutales intintos, recuerdos de pasiones monstruosas y satisfechas”. (Tal vez Kurtz puso al servicio de sus instintos más bestiales, de sus gustos más extravagantes, a los y las nativas, tal vez se entregó a una vida de absoluto placer, sin restricción alguna... Tal vez. En la novela no se aclara este asunto).
Es este no decir, no mencionar, lo que hace oscura la novela: como que se alude a un fantasma de algo que no se atreve a decir su nombre. Este no decir, este “fantasma” de lo que no se puede nombrar, se encuentra también en otras novelas: en Pedro Páramo, con respecto a la relación de Susana Sanjuan con su padre; en Muerte en Venecia, con respecto a la verdadera esencia de lo que siente von Aschenbash hacia Tadzio.
Poco a poco Marlowe va descubriendo los resortes del imperio de Kurtz sobre los nativos y la selva: ha tomado posesión de la voluntad de las tribus circundantes y ha saqueado todos los alrededores, mediante el poder de su personalidad subyugadora, sin despreciar la violencia o la complicidad incluso obscena como método. Y sin embargo, tiene el poder de encantar a quienes lo conocen. He aquí la paradoja. Es como si Kurtz estuviera atrapado en el fondo de la selva y el marfil fuera el pretexto para seguir allá. Es como si hubiera algo más, algo aterrador y subyugador, que Marlowe (y Conrad) sugiere pero no revela... quizás porque no alcanza a comprenderlo. Se intuye que Marlowe termina por admirar el imperio de Kurtz sobre los indígenas, sin importar los medios mediante los cuales haya logrado su dominio. Se adivina que hay una aceptación de la superioridad de la raza aria, a la que pertenece Kurtz, pero también un temor reverencial y una admiración por el misterio ancestral que guardan los salvajes, que acaso se relacione con la parte demoníaca del ser humano. Tal vez los nativos conozcan algún gran secreto que tenga que ver con el placer o la plenitud, tal vez...
Kurtz es arrastrado por Marlowe de nuevo al vapor. El barco escapa con su cargamento de blancos entre la pena y la ira de los nativos, que gritan desde la orilla, protestando por lo que podría ser el rapto de su mesías. El vapor escapa río abajo. Cuando Kurtz muerte, entre alucinaciones, Marlowe reflexiona: “Permanecí aquí, para soñar la pesadilla hasta el fin, y para demostrar mi lealtad hacia Kurtz una vez más. El destino. ¡Mi destino! ¡Es curiosa la vida..., ese misterioso arreglo de lógica implacable con propósitos fútiles! Lo más que se puede esperar de ella es cierto conocimiento de uno mismo..., una cosecha de inextinguibles remordimientos”.
Tratar de encuadrar la novela de Conrad en una tipología sería evidentemente empobrecedor: algun estudioso diría naturalista, otro, que de misterio, el de más allá, psicológica, otro diría que de aventuras escuetamente, el de más allá, que de aventuras metafísicas, alguien, que autobiográfica, otro que de crítica social, de denuncia, demoníaca, en fin, básicamente compleja, y, como los sueños, con un ombligo que la ligará siempre con lo desconocido. Es, sin duda, un reto, una puerta abierta a lo desconocido e innombrable que yace agazapado en el alma humana. Una novela que habla a manera de parábola a cada lector con un lenguaje diferente, personal y que le permite a ese lector leerse: los muchos sentidos permiten esta ambigüedad, que es básicamente la de la vida: el misterio que no encuentra solución.

Todo sobre Historia de todas las cosas

Todo lo que dijo D'Alessandro sobre Historia de todas las cosas

La fiesta de Aguilera Garramuño (Sobre Historia de todas las cosas, novela de Marco Tulio Aguilera Garramuño, coeditada por Trama Editorial de España y Ediciones de Educación y Cultura de México, en Agosto 2011)
Héctor D’Alessandro*
‎Tras terminar Historia de todas las cosas, novela de Marco Tulio Aguilera Garramuño, hubiera querido exclamar como Gracián al leer a Marcial, que las Musas al acabar de leer su obra no pudieron poner “Finis”, sino “Fenix”, puesto que lo que deseé infinitamente fue que continuara la fiesta de la lectura. Este libro fue publicado cuando su autor, nacido en Bogotá, tenía 26 años de edad, nada menos que uno de los números de Dios. A Marco Tulio lo conocí hace casi un año en la república de Internet y en setiembre en persona en Barcelona. Un hombre tranquilo e inteligente con una mesurada y humorística distancia respecto de su estereofónica imagen a través de los medios; un hombre además generoso intelectualmente y entusiasta.
La biografía de esta novela me llevaría muchas cuartillas y recomiendo a los entusiastas que lean el libro de ensayos Poéticas y obsesiones, del mismo autor, donde narra la génesis de su novela. (“La novela: seda entre las manos”.)

Breve historia de todas las cosas, que así se tituló esta obra en su primera edición de los años setenta, ha perdido aquello de breve que parecería irónico. La novela actual es enorme, gigante, grandota, mamotrética. Y sobre todo desfachatada y exuberante; que fueron los dos primeros adjetivos que me vinieron a las mientes nada más comenzar a leerla y continuaban acosándome muchas páginas más tarde. Pertenece a la tradición, por su prosa, de Cervantes y Quevedo, y por la exageración hiperbólica de los gestos y acciones de sus personajes, a la del doctor Rabelais.

Como hablar sale gratis, algunos han dicho que se parece a Cien años de soledad, y es posible entender la razón de tal comparación, incluso decir, como se dijo, que era una parodia de aquella novela, y es cierto también que esta novela se parece a sí misma más que a otras, es única y original en tanto no se le puede comparar con ninguna otra novela que haya leído.

El pueblo que le da contexto a la acción y cuya historia se narra a través de sus personajes que se antojan infinitos e inagotables, llamado San Isidro de El General de la Quebrada de los Chanchos, también llamado en la novela una suerte de “Aquítequedas” y “el culo del mundo”, es un pueblo realmente existente en la república de Costa Rica, de la cual Marco Tulio debe ser ya por lo menos ciudadano más que ilustre.

El sistema de comparaciones, alusiones e imaginería, que los franceses nos enseñaron a distinguir para desasnarnos acerca de la catadura del narrador, marca el mapa del territorio literario y es festivo y diferente y sobre todo lleno de alusiones cultas a la tradición literaria universal.

Hay una “mar océana” de comparaciones jocundas, vitales, preindustriales, pueblerinas y jugosas por todo el orbe de la novela, como puede haberlas en Cien años de soledad, sólo que en la obra de Gabo son solemnes, y en las de Marco Tulio, supremamente graciosas y felices: hay “un calor que multiplicaba la imagen” (¿cómo no lo va a haber?), hay la “pestilencia a orín de coneja en el sobaco del Vladimiro que alborotaba a las niñas”. Hay incluso la exageración de chiste de que algunas personas ante la duplicación de los objetos por el calor a cierta hora del día “no sabían por cuál puerta entrar en sus casas”, hay un violinista que asesina a todos los pájaros de alrededor con sus prácticas del instrumento musical, hay un negro que despierta de un sueño profético con un objeto en sus manos que lo conducirá a su propósito en esta vida, hay monjas de malos hábitos que salen volando y que parecen aletear con sus manos burlándose de la candidez de Remedios la bella, hay una especie de iluminado que hace cantar a la naturaleza vegetal y que habla con Dios como por teléfono, hay un tal Benjuil Mnemjián que haría palidecer al Blacamán de Gabo, hay compositores famosos que interpretan violines Peugeot y trompetistas que hacen sonar trompetas de oro que anuncian el nuevo mundo, hay gringos escapados de Viet Nam y gran cantidad de putas, unas muy sofisticadas (la “Sietecolores” y otras de una vulgaridad escalofriante, por ejemplo), hay prostíbulos de rubias auténticas y rubias falsas y hay prostíbulos de burras finas y muy educadas… y hay tantas cosas, personajes, situaciones, que uno no puede evitar pensar en el aleph de Borges, pero ampliado, hasta la respetable cantidad de 515 páginas. 515 páginas que se antojan breves. No sé quién dijo que las buenas novelas, cuando son largas, parecen breves. Y las malas novelas, cuando son breves, se hacen eternas.

Todo lo anterior, ese maremágnum de situaciones y personajes bizarros y muy queribles, se encuentran en medio de un arbolado de alusiones a las más diversas tradiciones, que al lector culto le hacen disfrutar y relamerse: Pepe Kardon, el escéptico, un personaje, un vagazo que se la pasa en el parque, cuando acaba con algo, no es con cualquier cosa sino con “el porvenir de una ilusión”. Una cierta dama es, en alusión a la poemática homérica, la “de los pesados senos”. Hay un “desierto de amor y un marmuerto de poesía”. Y hay en todo esto un juego constante y sistemático que es lo más inteligente de la novela a mi entender: el modelo que escoge Marco Tulio para entroncar su novela con una tradición y el modelo que escoge para situar su territorio imaginario en una tradición imaginaria colectiva. El uso acertado de la alusión a las grandes obras de las tradiciones filosóficas Occidental y no Occidental para abaratarlas, para devolverlas a la tierra, al barro, revolcarlas un poquito entre el pueblo, demuestra que el propósito de esta novela no es un poco más de turismo folclórico en las vidas de unos seres extraños sino ir más allá e inscribir conscientemente a la novela en una tradición de la Gran Novela del Mundo. Y en este sentido ganó la partida. Joyce dijo que había escrito unas novelas fáciles para buscarse un sitio y una complicadísima para tener a los profesores y a la crítica ocupados durante centenares de años. Marco Tulio comenzó a la visconversa: hizo primero la obra difícil y luego las fáciles. Por eso García Márquez le profetizó que nunca volvería a escribir a este nivel. Y es justamente a esto donde nos lleva la novela: a un gran nivel.

Y el punto más alto de la misma es un aspecto que la emparenta con Guillermo Cabrera Infante de manera mucho más conexa que con cualquier otra tradición. Su deseo voluntario y llevado a cabo con éxito de jugar con las palabras y con las frases, sobre todo las frases hechas, esa especie de taras del lenguaje y conducirlas por el derrotero juguetón que a Marco Tulio le dio la gana.

Es esta una novela donde se inventan palabras todo el tiempo. Desde el bautismal “frenápteros” con el que se advoca a los seres de mente alada y los “frenólitos”, seres de pensamiento petrificado, hasta los “saúdes” seres hechos exclusivamente para el amor, pasando por un bestiario personal que conforma todo un nuevo universo personal, curiosamente al alcance de cualquier buen lector. Este eje conceptual estará en función mientras dura la novela. Milan Kundera, para crear personajes e ideas filosóficas que sustenten a sus narraciones busca en lo “denso” y lo “leve” en Nietzsche, Marco Tulio, como latinoamericano, lo inventa todo, incluso los conceptos desconocidos hasta ese momento en que sustentar su creación. Imagino a un personaje de su pueblo de novela, situado en un mundo circunferencial en el cual el culo está en todas partes y el ojete en ninguna, diciendo o declarando que “Aquí no necesitamos a ningún Nietzsche”. (Lo ven, ya se me contagió, esto es lo que pasa con las novelas oníricas, rimbombantes, espectaculares y lúdicas, que se le meten a uno entre las sinapsis como un virus y se ponen a andar solitas.)

Pero, ¡alto! Sigan porque hay mas invenciones, hay “trascendenteadicto”, hay “intelectontos”, hay una mujer “espectaculear”, un “latrocínico”, hay “intelectontos”, “nariztotélicos” y acontecimientos “tempestivos”.

Y no acaba ahí, va mucho más allá, porque entre otras joyas, hay también la destrucción calibrada del sinsentido común, puesto que hay un “vulgar hierro frustrado”, hay un “fructuosa mente”.

Y no acaba aquí la magia de esta extraordinaria novela inventada por un estudiante universitario porque se aburría en clase de filosofía, no les cuento más para que lo investiguen ustedes y disfruten como yo lo hice sorprendido.

El camino de la novela nunca es recto, está lleno de bifurcaciones sin jardín y con flora, que en el momento menos pensado alude a elementos que dejan de ser metafóricos y por obra del grande ingenio de Marco Tulio, pasan a ser “meta(ysaca) fóricos”.

Algo para leer y no dormir, para cultivar un buen y productivo insomnio, para quedarse asombrado como ese personaje medio nerudiano adaptado a la convivencia en San Isidro de los “grandes ojos fijos de pescado frito”.

Por último y para que no digan que no soy serio, Historia de todas las cosas a diferencia de Cien años de soledad, tiene una perspectiva o propósito moral radicalmente distinto: al acabar la novela uno se queda con un buen sabor de boca, no queda aquella sensación bíblica de condena del mito de García Márquez sino que abrimos la puerta a un mundo de esperanza, de belleza, de dificultades y, de un modo significativo, de colaboración entusiasta en la incompleta obra de Dios.



· Héctor D'Alessandro

Escritor uruguayo residente en Barcelona, coach de Programación Neurolingüística. Autor de El Cucaracho y otros cuentos http://psicocuantico.blogspot.com/


 

jueves, 24 de noviembre de 2011

Mis alumnos de Letras, Danza y Teatro

El grupo de Lectura y Redacción en la Facultad de Letras: hay varios escritores en potencia pero no voy a dar sus nombres

El grupo de Lectura y Redacción en la Unidad de Artes (Teatro y Danza): todos sonrientes y felices porque durante un semestre sacaron a la luz sus trapitos y los tendieron al público sol.
24 de noviembre de 2011 17:00

Y aquí hay un texto que rompe las barrreras del tiempo: mi profesora de Lectura y Redacción en San Isidro de El General, Vilma Alfaro,  me conoció cuando yo tenía 15 años y asistía a sus clases. He aquí una bella carta que me escribió recientemente recordando a ese adolescente febril que fui:
"
Qué lástima no haber tenido la oportunidad de saludarle personalmente en su visita a Costa Rica.Me hubiera encantado.
Cómo le recuerdo?
Incursionaba al aula apresurado, dueño de esa sonrisa propia del adolescente (maliciosa? ) Irradiaba el encanto de ese joven que empieza a cuestionarse, a indagary a analizar todo lo que les nuevo.
Aquella mirada atenta, me resultaba escrutadora pero, graciosamente,diluida en ese halo encantador del asombro, ese asombro que, a través de los años, nos va robando la vida.
Confeccionaba extensas redacciones y lo recuerdo atendiendo a mis sugerencias, sumamente interesado y respetuoso.
Ahora comprendo que, tras aquella inocente y tierna mirada, Marco Tulio nos estaba sumergiendo ( a todos sus profesores ) en ese su mundo "nivolesco " como diría Unamuno.
No sé si estoy equivocada, pero lo intuí siempre romántico, sensible, vulnerable
Leer Breve historia de todas las cosas, me ha permitido rescatar con más claridad,aquellas imágenes un poco difusas de mi siempre recordado exalumno.
Como escritor le admiro muchísimo y no pierdo la esperanza de adquirir algunas de sus obras.
Con la esperanza de saludarle algún día personalmente,lo saluda cariñosamente...

martes, 22 de noviembre de 2011

Blogs, insultos, Santiago Gamboa

Blogs, insultos y gente común

 En un blog llamado Metablog encontré el siguiente arículo del escritor colombiano Santiago Gamboa, que me parece interesante, parcial y tendencioso. Bajo el artículo hay una serie de comentarios que apoyan y reprueban sus opiniones. Vale la pena reproducirlo, pienso, particularmente porque yo soy de los acérrimos usuarios de blogs, de los que tengo tres: Ácrata frenáptero, Mongolia Central y Misterkolombias  


Tomado del blog Metablog...


http://www.cambio.com.co/html/columnistas/santiago_gamboa/articulos/3928/
Por Santiago Gamboa


Por una serie de casualidades que no vienen al caso he estado leyendo (o más bien husmeando) algunos de los millones de blogs que existen por ahí, en la red informática, y la verdad es que me he quedado de piedra, entendiendo "de piedra", sobre todo, en sentido negativo, si tal cosa existe en el campo de la semántica. Para quienes no lo sepan (como fue mi caso hasta hace poco), los blogs son esos diarios personales a los que se puede entrar libremente a través de internet. En ellos alguien cuenta su vida o expone sus ideas sobre diversos temas, dándole la posibilidad al visitante de escribir comentarios e iniciar polémicas, todo lo cual pasa a formar parte de la página.
Sería interesante estudiar la psicología de quienes crean blogs, pues sospecho que en muchos casos se trata de seres con el deseo voyeurista de analizarse, fascinados por el espectáculo cotidiano de sus vidas, o de sus ideas u obsesiones, dejando ver una pizca de megalomanía disfrazada de amor al debate, un ego hipertrófico escondido tras conceptos como la alegría de compartir o lo hermoso que es interactuar sanamente con los demás, ¡oh, los demás!, esa entelequia en nombre de la cual todo se justifica. En fin. El tema daría para otra columna, pero lo que realmente quiero comentar es la cantidad de basura que se escribe en esos blogs, los millones y quizá trillones de frases que van y vienen, y quedan consignadas en la memoria de la red informática, palabras escritas que, pretendiendo ser conceptos o ideas, sólo demuestran la idiotez más pura, cumbres de imbecilidad dignas de los Premios Darwin (que recogen y clasifican la estupidez humana), cuando no se reducen a meros asertos racistas, xenófobos, patrioteros, a insultos y humillaciones contra individuos o comunidades, instigaciones al odio o la violencia, y un largo etcétera que incluye las pulsiones más negativas del ser humano.

He estado leyendo algunos de los millones de blogs y, la verdad, he quedado de piedra.

Esto no tendría mucha gravedad y se limitaría a ser sólo polución informática si no fuera porque los "buscadores" (como Google) nos remiten sistemáticamente a estos blogs, cuando en ellos se nombra alguna personalidad, entidad o concepto sobre el que uno está investigando. Les contaré un caso concreto. Al querer saber algo más sobre las guerras de fronteras en América Latina, un buscador me llevó a uno de estos blogs en donde un grupo de diferentes nacionalidades latinoamericanas debatía sobre ciertos temas. Bueno, digamos "debatía" por llamar de algún modo a ese fuego cruzado de insultos racistas y patrioteros de la más baja estofa. Un chileno atacaba a los peruanos calificándolos de "monstruos con cara de indios", descendientes de "incas homosexuales" y de ser "rotos culiaos", a lo que un peruano, desde EE.UU., respondía, "mira, chileno conchetumadre, en mi casa tengo una sirvienta chilena y me la c… cuando me da la gana, se llama Luisa, ¿no será tu mamá?", y así, páginas y páginas repletas de insultos, no palabras que el viento se lleva sino groserías o amenazas de muerte perfectamente clasificadas y puestas en la memoria de la red, al alcance de cualquiera que desee consultarlas, como si se tratara de obras producto del esfuerzo y la cultura y el deseo de ofrecer algo nuevo o de compartir una reflexión importante. Y lo increíble, en el caso de estos latinoamericanos, es que no eran marginales o enfermos psiquiátricos, pues más adelante alguno habló de su consultorio (una disciplina médica) y otro de su secretaria, evidenciando un cierto grado profesional, lo que quiere decir que quienes tienen estas ideas y exacerban pulsiones de este tipo en sus mentes, son hombres iguales a los que vemos todos los días en la fila del banco o en un restaurante, entrando a un cine o leyendo en un café la revista CAMBIO, y entonces, les aseguro, dan ganas de echar a correr sin mirar atrás.

Comments:
Santiago Gamboa, tan bueno descubriendo el agua tibia.
 
Lo de Santiago Gamboa me parece muchísimo más grave que lo de Felipe Restrepo. Éste es un muchacho que empieza a ejercer el periodismo y hace una descripción muy subjetiva de lo que encuentra, pero Gamboa es un escritor reconocido y su comentario es digno de una verdulera o alguien así.


Primero es falso: reto al que quiera a buscar en la barra google blogs al azar, "next blog" a ver dónde hay insultos y amenazas. Tal vez tenga que dedicarle un par de horas, pero si salen al azar 200 blogs tal vez no haya ninguno con ese tipo de lenguaje.


Segundo, es cierto que el anonimato permite insultar más o menos impunemente, pero por lo general los sistemas de blogs permiten borrar los mensajes insultantes. Eso que cuenta Gamboa corresponde más bien a los antiguos foros, donde la única censura posible era la del webmaster, que no tendría tiempo de leer todo eso.


Tercero su paseo por la blogosfera es ridículo y superficial. Yo conozco blogs que reciben cada día más de 400 comentarios y la gente argumenta a un nivel que no alcanza Gamboa ni después de una década en Oxford.


Es que el periodismo no puede ser tan bajo, uno no puede ponerse a escribir sobre algo que desconoce y esperar que la gente le crea. Eso sólo pasa en Colombia, o tal vez en algún país centroamericano, que los columnistas empiecen: "Bueno, yo de ese tema, para ser sinceros, no sé nada, pero me parece que tal como está haciendo el gobierno está mul mal" (casi exactamente las palabras con que Abad Faciolince se refería a la reforma laboral, admitiendo que él no entendía nada de macroeconomía pero que esa reforma estaba mal). Gamboa es otro ejemplo, de los blogs no sabe nada y va y mira unos cuantos y se queda con lo más llamativo de blogs más bien desatendidos por sus patrones, o de gente que no sabe borrar mensajes, o de gente que se divierte con "argumentos" de ese estilo, y saca la conclusión definitiva.


Otra patochada de una prensa peor que mediocre.


Saludos.
 
OJO: en el encabezamiento de este blog se repite "lo que". (Favor suprimir este comentario.)
 
Para empezar veo incorrecto el uso de una ideologia y verborragia psicologia para analizar a quienes escriben en blogs cuando, precisamente, quien eso hace esta escribien do un blog, lo que llevaria a que el es forma parte de algunos de esos grupos a los que el tanto anatemiza y -por consiguiente- hecharia por tierra todo su analisis.
Pero supongo que juglar del zipa se siente a salvo de cualquiera de estas patologias y por eso vamos a seguir adelante.
Con respecto a los insultos en los blogs debo decir que mi experiencia personal indica que no son la moenda mas corriente; aunque, es obvio, que los hay como los hay en cualquier lado. Los blogs que frecuento generalmente se mantienen libres de este tipo de comentarios.
Tambien hay un error de concepto en la ultima apreciacion: Quien le dijo a juglar que ser profesional lo libera a uno del racismo, el nacionalismo retrogrado, o la estupidez en general? juglar se asombra de que un profesional exponga sus carencias intelectuales y que esos mismos profesionales "son hombres iguales a los que vemos todos los días en la fila del banco o en un restaurante"; y si, la mediocridad es moneda corriente en este mundo. Cual es la novedad?
Disculpen la carencia de acentos y signos ortograficos varios, vivo en EE.UU. y mi teclado carece de esos grafos latinos.
 
Gamboa es muy bueno "fusilando". Mi comentario sobre esta columna lo descuartizo. Esta semana escribio la segunda parte,menos miserable, pero igual carente de argumentos serios. A proposito Ustedes que viven alla, quien es Santiago Gamboa, digo aparte su columna que otra gracia lo adorna.
Mi comentario sobre su segunda columana sobre blogs lo puse en mis blogs, y tambien se lo mande a la revista, falta ver que queda de el por alla.
 
Santiago se debanó los cesos...
 
I really enjoyed your blog. This is a cool Website Check it out now by Clicking Here . I know that you will find this WebSite Very Interesting Free LapTop Computer! Every one wants a
 
(La siguiente carta la envié al sr Gamboa en respuesta a su "editorial" en Cambio)


Santiago:
Su columna “Blogs, insultos y gente común”, publicada por la Revista Cambio resulta demasiado ligera y un verdadero insulto para la gente común que con algún sentido publicamos nuestra opinión en ése medio, sin tener por ello el perfil enfermizo que usted generaliza como típico del mundo de las bitácoras.


Coincido con usted en que en la blogósfera, (y en general en toda la web) hay un exceso de basura y podredumbre que aterra: basta con entrar a los “foros de opinión” del diario El Tiempo para poder ver toda clase de comentarios anónimos en los que se escupen a la cara de cualquiera bajos sentimientos, ataques y amenazas. Precisamente he sido y soy objeto de éstos en mis blogs por diferencias ideológicas, hasta el punto de haber pensado en abandonarlos.


Pero el blog como medio de comunicación no es algo tan simple como para concluir diciendo que todo sea malo en él. Hay gente interesante alrededor del mundo, publicando tantas cosas como gustos y aficiones existen. Es cuestión de “husmear” con sentido positivo y entender el medio, no como una competencia a los impecables editorialistas como usted, sino como un espacio alterno de expresión que anima a muchos a escribir y a leer, actividades en decadencia hasta hace unos años.
Sentido Común
 
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
 
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
 
No quiero entender aquello de gente común. Qué acaso los escritores son gente extraordinaria?


común
adjetivo
1. general ,universal ;particular ,privativo
2 ordinario ,vulgar ,banal ,frecuente
``Lo común es lo que abunda, lo que se ve con frecuencia, lo que muchos poseen. Lo ordinario es lo ínfimo en calidad, lo que no se distingue por ninguna cualidad o circunstancia notable. Lo común depende de la cantidad; lo ordinario, de la condición; y así puede suceder que en un mercado mal provisto no sea común el paño ordinario. Lo vulgar es lo que es común en el vulgo, lo que pertenece al lenguaje y a los hábitos de las clases mal educadas de la sociedad.


3 basto ,ordinario ,grosero ,bajo
sustantivo masculino


Colombia ,privada
en común
conjuntamente
por lo común
por lo general ,comúnmente ,generalmente ,en general


solo puede escribir entonces gente extraordinaria. La libertad de expresión no se hace para gente extraordinaria. Si él decide leer un millón de blogs es su problema.


Blog me permite publicar y es mi elección hacerlo o no. Si a alguien le molesta leerme no lo hace. Simple no?
 
Make no mistake: Our mission at Tip Top Equities is to sift through the thousands of underperforming companies out there to find the golden needle in the haystack. A stock worthy of your investment. A stock with the potential for big returns. More often than not, the stocks we profile show a significant increase in stock price, sometimes in days, not months or years. We have come across what we feel is one of those rare deals that the public has not heard about yet. Read on to find out more.


Nano Superlattice Technology Inc. (OTCBB Symbol: NSLT) is a nanotechnology company engaged in the coating of tools and components with nano structured PVD coatings for high-tech industries.


Nano utilizes Arc Bond Sputtering and Superlattice technology to apply multi-layers of super-hard elemental coatings on an array of precision products to achieve a variety of physical properties. The application of the coating on industrial products is designed to change their physical properties, improving a product's durability, resistance, chemical and physical characteristics as well as performance. Nano's super-hard alloy coating materials were especially developed for printed circuit board drills in response to special market requirements


The cutting of circuit boards causes severe wear on the cutting edge of drills and routers. With the increased miniaturization of personal electronics devices the dimensions of holes and cut aways are currently less than 0.2 mm. Nano coats tools with an ultra thin coating (only a few nanometers in thickness) of nitrides which can have a hardness of up to half that of diamond. This has proven to increase tool life by almost ten times. Nano plans to continue research and development into these techniques due to the vast application range for this type of nanotechnology


We believe that Nano is a company on the move. With today�s steady move towards miniaturization we feel that Nano is a company with the right product at the right time. It is our opinion that an investment in Nano will produce great returns for our readers.


Online Stock trading, in the New York Stock Exchange, and Toronto Stock Exchange, or any other stock market requires many hours of stock research. Always consult a stock broker for stock prices of penny stocks, and always seek proper free stock advice, as well as read a stock chart. This is not encouragement to buy stock, but merely a possible hot stock pick. Get a live stock market quote, before making a stock investment or participating in the stock market game or buying or selling a stock option.
 
I read over your blog, and i found it inquisitive, you may find My Blog Click Here To Read My Blog interesting. My blog is just about my day to day life, as a park ranger. So please
 
Gamboa es un "·$%&/()=?. (traducción: un escritor bueno con cuyos libros hacen malas series de televisión y pésimas películas, a diferencia de Mario Mendoza -de quien no hacen películas- o Efraim Medina -de quien no se pueden hacer películas porque todas quedan XXX- o de GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ -QUIEN NO NECESITA QUE HAGAN PELÍCULAS PARA DAR A CONOCER SUS LIBROS-, o de Jorge Franco, de quien sus películas quedan mejores que sus libros. En fin, el caso es que hay mucha megalomanía en los Blogs, eso es cierto (no a todos nos intresa saber que estás con sueño, exitado o que odias a alguien), pero también la posibilidad de que alguien nos lea siendo completos desconocidos sin acceso a los medios, y sin pasar por la sensura de los medios empresariales como EL TIEMPO. Hacer Blogs nos da la oportunidad de ser leídos sin tener que ser famosos...
 
AJJAJAAJ...A MI ME PARECE MUY CHISTOSO....NO ME GUSTA INTELECTUALIZAR TODO...SIMPLEMENTE CREO QUE LOS BLOGS SON COMO LA VALVULA DE DESCOMPRESION DE MUCHOS COMO YO JEJE....CREO QUE PARA OTROS COMO YO ES DIVERSION...TAMBIEN CREO QUE COMO EN TODOS LOS MEDIOS HAY GENTE QUE HACE COSAS BONITAS Y OTROS GROTESCAS...PERO MAS ALLA DE ESO CREO QUE LOS QUE ESCRIBEN PROFUNDIZANDO SOBLE LOS BLOGS EN PRENSA...NECESITAN DE VERDAD HACERSE NOTAR Y SOBRETODO SON PPERIODISTAS CAGADOS DEL SUSTO DE ENCONTRAR JOVENES MUCHO MEJORES QUE ELLOS EN LAS LIDES DE LA COMUNICACION ESCRITA O VISUAL...
UN GRAN ABRAZO
RAFA
PD:MARIO MENDOZA....O JORGE FRANCO...
QUE PEREZA!!!!!
ADEMAS YO CONOZCO A PATTON,A JUGLAR A WEBMASTER,A PUTISIMA,A NUTRIAFELIZZZ,A JUAN BOMBADIL,A LOS DE LA TENGO VIVA ,A JUAN TRUENO,A BAZUKO BOGOTA,AL HIJO DE LA TELE,A MUCHOS PERO QUIEN CARAJOS ES SANTIAGO GAMBOA?????
 
También los blogs ofrecen la posibildad de un intercambio de las culturas.
 
QUE EL GAMBOA LEA O NO LEA BLOGS, ME VALE HUEVO. PERO, ACLARO, MUCHOS BLOGS TIENEN ESO QUE TANTA FALTA LE HACEN A SUS NOVELAS, EN UNA SOLA PALABRA: VIDA.
 
While you read this, YOU start to BECOME aware of your surroundings, CERTIAN things that you were not aware of such as the temperature of the room, and sounds may make YOU realize you WANT a real college degree.


Call this number now, (413) 208-3069


Get an unexplained feeling of joy, Make it last longer by getting your COLLEGE DEGREE. Just as sure as the sun is coming up tomorrow, these College Degree's come complete with transcripts, and are VERIFIABLE.


You know THAT Corporate America takes advantage of loopholes in the system. ITS now YOUR turn to take advantage of this specific opportunity, Take a second, Get a BETTER FEELING of joy and a better future BY CALLING this number 24 hours a day.
(413) 208-3069
 
Sr. Gamboa: No pude evitar buscar su blog y fue grande mi sorpresa al leer este post. Concuerdo con Ud y es más me parece que se queda corto, no sólo se encuentran comentarios de dudosa procedencia o nivel intelectual, sino que además me atrevo a decir que este soporte da para un sinnúmero de estudios del tipo psicológico o antropológico, exteriorizaciones que pretenden ser profundas y que no responden más que a una soledad fundamental. El tipo de estudio que analiza el nivel de individualismo presente en la sociedad...pensamientos sin rumbo, pensamientos que desearon ser escuchados y que en cambio se pierden en el espacio...llegan a ojos desinteresados, porque son pensamientos sin estilo en su escritura, sin profundidad humana, lo superfluo. Este es el lugar de lo superfluo. En vez de una lista a lo Perec de los autobuses que pasan, una lista de lo que no pudimos decir, de lo que no quiso ser oido, ideas arrojadas y mejor pensar que a medio formular.
 
Publicar un comentario


<< Home
This page is powered by Blogger. Isn't yours?

sábado, 19 de noviembre de 2011

Fotos en España

En Trama Editorial, Madrid, publicidad de mi novela

Coeditor, Manuel Ortuño, editor, Ricardo Moreno, y MT

I don t remember: nice place

En El Ámbito Cultural en Barcelona, donde se presentó la novela

En Trama Editorial, Madrid

Cerca de Segovia

La novela motivo del viaje

La tumba de Lope de Vega






lunes, 14 de noviembre de 2011

Óscar de la Borbolla habla sobre Mujeres

En el local de la Editorial de la Universidad Veracruzana Óscar de la Borbolla presentó la 3a edición de Mujeres amadas... Así...

Yo no tuve juventud, quiero decir que me la pasé en blanco, e igual se me fue la niñez. Ya con el tiempo me hice de una infancia gracias a Mark Twain y fui, soy, Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Mis años párvulos los envenené con poetas a quienes no entendía y, luego, cuando lo reglamentario era andar corriendo detrás de las minifaldas,  yo andaba, literalmente, corriendo enfrente de los granaderos. Mis orgasmos mayores de estos años se los debo a Bakunin, Kropotkin y otros anarquistas. Dios y el estado o La conquista del pan fueron las obras que me llenaron el corazón de llamas y la cara de acné. De ahí que me haya costado trabajo conseguirme una juventud que cuadre a mi nostalgia. Salinger con su El guardián en el centeno casi me la brinda; pero no me gusta su minimalismo léxico, es bueno, pero no acepto que mi juventud sea redactada por un periodista plano y llano, podrá parecerles chocante, pero (y esta es mi verdad: la que marca mi gusto) Salinger maneja en ese estupendo libro menos vocabulario que el que yo tenía a la edad de su personaje. La vida de Holden Caulfied, sus cuitas y pesares, no obstante, los reconozco como míos y se los debo a Salinger.
Otro que también me procuró una juventud fue Fernando del Paso con su Palinuro de México, en esta novela sí que sobra el vocabulario, el vocabulario y los datos, quiero decir que es lamentable que un poeta de los vuelos de Del Paso no se haya autoliposuccionado, pues los amoríos de Palinuro con su prima Estefanía y las aventuras con el primo Walter y, en general, todo lo que es acción, poesía y no datos es una verdadera maravilla. En el Palinuro también encuentro recuerdos que, a falta de una juventud propia, he hecho míos. En Del Paso está el desmadre juvenil y la vida y la imaginación como a mí me habría gustado tenerlos y vivirlos. Lástima, insisto, que sea una obra elefantiásica a la que sobran algunos centenares de páginas.
 Hay entre los forjadores de mis recuerdos juveniles uno al que no encuentro ni una sola verruga: Ignatius J. Reilly, el personaje de La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, esta es una obra a la que no le falta un gramo ni le sobra un pelo, pues es... dejemos a un lado los modales literarios y  digamos una vez siquiera un superlativo bien puesto, es una hiper chingonería de novela. Ese loco de Ignatius soy yo con su píloro mal puesto y su gorra de cazador y sus cuadernos Apache llenos de idioteces, creo que no hay retrato más acabado de la vida juvenil. En La conjura de los necios, se siente todo el despropósito, el desenfado, la ligereza y la gravedad de esos años. Gracias a Kennedy Tooole tuve juventud, mi memoria guarda aquellas escenas con más brillo que los años estúpidos de mis estudios de filosofía y toda aquella pérdida de tiempo que me ha hecho repetir mil veces, como mantra, lo que dice un personaje de Proust en Por los caminos de Swam: "y pensar que desperdicié los mejores años de mi vida con una mujer que ni siquiera era de mi tipo."
 Y hay otro más que me resarció de la juventud que no tuve: Roberto Bolaños con su obra Los detectives salvajes, aunque a mi gusto se extravió haciendo alarde de un virtuosismo con la polifonía. También a Bolaños debo la recuperación de mi juventud y máxime que precisamente él novela los años contemporáneos de los años míos que perdí.
No tuve, pues juventud y por eso, con sus altibajos, amo los libros que he citado y los traigo a colación aquí, porque es precisamente entre estos autores y entre esas obras donde quiero ubicar Mujeres amadas de Marco Tulio Aguilera. Ventura, el personaje central de esta novela pertenece a esta pandilla de jóvenes que me permiten vivir la que hubiera podido ser mi vida y no lo fue. Y por eso, sin ningún empacho, declaro que Mujeres amadas de Marco Tulio me ha regalado otra de las que sí habrían podido ser mi juventud. Ahora no tengo cuatro, sino cinco novelas para apropiarme de mí mismo.
¿Qué es lo primero que me gusta de Mujeres amadas? Pues obviamente la edificación de un clima desparpajado y juvenil: Ventura, presenta y representa una obsesión cuasi animal por el sexo y es, a la vez, capaz de idealizar hasta las cimas del amor platónico a Irgla, el personaje antagónico y primera interlocutora de esta obra que parece estar contada exclusivamente a ella; los disparates de Ventura y su pasión por Irgla me recuerdan el amor de Palinuro por su prima Estefanía: ese castigo que inventa Marco Tulio para Ventura de obligarlo a pasar 7 días sin poder levantar la vista para ver a Irgla, más los 7 días de dormir vestido junto a ella, más los 7 días de dormir desnudo junto a ella y en todos los casos sin poder tocarla, me evocan la locura de Palinuro y Estefanía cuando, creyendo que está enfermo, se llevan al espejo de paseo por las calles de México.
Otro aspecto que me gusta de la novela de Marco Tulio es el retrato de los dos personajes principales: Ventura, ese jovenzuelo contradictorio y desmadroso, consigue a lo largo de las páginas volverse un personaje de carne y hueso y lo logra a tal grado, que es imposible no creer que se trata del propio Marco Tulio; aunque yo en lo personal creo que Marco Tulio se ha disfrazado con la piel de Ventura y, que a estas horas, supongo, que a él mismo le resultará difícil distinguirse de su personaje, que es personaje-narrador y personaje-autor. En Mujeres amadas todas las distancias han desaparecido para dar a Ventura una realidad tal que lo saca del mundos de los seres de ficción para traerlo a este mundo donde parece estar vivo y coleando.
El grado de realidad que alcanza Ventura en la impresión del lector, es la misma que la que llega a tener Irgla: ella también se siente de carne y hueso: se comporta como una mujer, aunque como una peculiarísima mujer. Yo como lector sentí que la conocía y, ahora mismo, estoy convencido de que Irgla está en esta sala escondida, riéndose por dentro de todos nosotros, sin que podamos identificarla.
Me gusta también la sabiduría amarga y rasposa que destila esta novela. Los ejemplos están en todas las páginas, desde el principio, cuando el Big Ben --un samaritano mitómano, un celestino negro-- quiere ayudar a Ventura llevándolo con Mary Lou, mujer que supuestamente está enamoradísima de Ventura y que obviamente ni lo conoce y que cuando es forzada a recibirlo debe de contener el asco que le provoca para no vomitar, hasta casi el final cuando Ventura dice: "no te parece terrible que las verdades de nuestras propias vidas no las hallemos en las obras maestras sino en películas insulsas y canciones cursis" (p. 170); de un lado al otro campean este tipo de frases o de anécdotas que dan cuenta de que Marco Tulio ha pensado en la vida y lo ha hecho bien.
Y Mujeres amadas me gusta porque, más allá de esa coherente visión desencantada de la vida, contiene, como en toda obra que auténticamente me gusta, pasajes que consiguen estremecerme, que me obligan a experimentar un sentimiento. En la novela de Marco Tulio hay muchos momentos de este tipo, pero sobre todo uno que me atrevo a calificar de sublime: cuando y Ventura e Irgla se acuestan por fin, cuando se acuestan por primera vez. Esta escena no solo hace visible una relación sexual que convierte al lector en vouyerista, sino que permite palpar el amor que en ese momento están sintiendo los personajes y, simultáneamente, sin que esta vivencia se perturbe, uno también se entera de lo que piensa el narrador que va intercalando sus reflexiones (pp 90-93).
Hay otros aspectos que seguramente serán muy elogiado por la crítica académica cuando ésta se dé permiso de salir de su encierro, concediéndose la oportunidad de leer a un autor disfrutable como Marco Tulio Aguilera, me refiero a la dislocación de la línea temporal y espacial que Marco Tulio lleva a cabo en esta novela, y no sólo eso, sino también a la dislocación de la voz narrativa, pues Marco Tulio disgrega la narración mostrando un dominio de las técnicas de la novela moderna. Esos alardes a mí no me gustan, pero los aprecio. Y me desagradan porque ponen a prueba mi capacidad gestáltica, porque me ponen a trabajar, porque me quitan el gusto de dejarme ir, sin más, en la lectura. Con todo, en Mujeres amadas se consigue un manto que envuelve al lector, que lo envuelve como mundo. Aunque yo, como he intentado explicar disfruto más los mantos sagrados de la tradición lineal y no las túnicas de retazos por muy bien cosidas que estén.
Me congratulo, en suma, por haber leído Mujeres amadas, y agradezco públicamente a Marco Tulio por el regalo que sin saberlo me ha hecho: tengo, gracias a él, una nueva ruta para reconstruir mi juventud perdida.
Xalapa, a 2 de septiembre de 2011.

Eduardo García Aguilar habla de Garramuño

SAMEDI 13 AVRIL 2019 LAS AVENTURAS LITERARIAS DE AGUILERA GARRAMUÑO  Por Eduardo García Aguilar La Universidad Veracruzana ...