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miércoles, 3 de agosto de 2011

La farsa de los concursos literarios


Marco Tulio ensaya su harakiri
(En la foto: MT recién levantado y bañado se sienta a meditar sobre las posibles consecuencias del siguiente articulo.)
Estoy convencido de que los concursos literarios, particularmente los que ofrecen las bolsas más jugosas (Planeta, Alfaguara...) son farsas de tipo comercial o político que poco tienen que ver con la calidad literaria. Esto lo sabe cualquiera, es un lugar común espantoso, pero vale la pena reflexionar sobre el tema. El hecho de que Vargas Llosa, García Márquez, Carlos Fuentes, Juan o Luis Goytisolo, sean miembros de un jurado no garantiza absolutamente nada. ¿Creen ustedes, queridos nueve lectores, que estos escritores con tanta farándula en torno a ellos, saquen tiempo para leer 500 o más manuscritos? ¡Nooo! Lo que sucede es lo siguiente: los organizadores del concurso contratan a un pequeño batallón de segundones, que a cambio de migajas leen, digamos, veinte o cincuenta libros cada uno . Y como a estos segundones lo que les interesa es el dinero, pues se despachan los libros como si estuvieran en un concurso de A Ver quién Come Más Hamburguesas en Dos Horas. La moda más recente de los grandes concursos es otorgarle los premios a escritores ya consagrados y afamados de su propia cuadra. Es decir, que publican en la misma editorial que los premia. La lista ya es larga: Camilo José Cela, Mario Vargas Llosa, Fernando Savater. ¿Para qué van a querer Vargas Llosa, Cela, Fuentes o Savater un Premio Planeta o Alfaguara? Trataré de responder: 1. Para satisfacer el ansia insaciable de gloria que tienen (tenemos) casi todos los escritores, que somos más ególatras que los políticos (piensen en un político típico --evitemos nombres pues las paredes oyen--: el político típico quiere estar en todas las fotos, quiere que el pueblo le deba TODO a él, quiere aparecer como bondadoso, magnánimo, generoso (como si el dinero que invierte en carreteras y otras obras saliera de su propio bolsillo), el político típico no admite que nadie tome una iniciativa sin apropiársela, el político típico quiere que su rostro aparezca hasta en los sueños de sus gobernados): y así el escritor típico: no quiere ser un buen escritor sino quiere ser EL GRAN ESCRITOR, no quiere un premio sino que los quiere todos, no quiere que nadie lea los libros ajenos sino los propios). Fin. Segunda razón por la cual el escritor típico --ya afamado y con más dinero que Madonna-- pueda querer un premio Planeta o Alfaguara. 2. Para pagar favores concedidos: la editorial que concede el premio (y que generalmente es la que publica los libros del premiado) le dice al escritor famoso y/o consagrado: "Mira, majo, recuerda todo lo que hemos hecho por ti. Ahora solicitamos, de manera atenta, que, con seudónimo, claro, sabes que somos incorruptibles, si ganas es porque eres el mejor, eso lo sabes, participes en el concursito que estamos organizando. 150 000 dólares, 200 000 euros, esas pequeñeces e intrascendencias nunca sobran, majo, pórtate bien". Y ahí vemos a Vargas Llosa, Savater, Cela, presentando novelitas mediocres a concurso para satisfacer a sus editoriales y ganarse pirruñas de dinero. El resto de los geniales y modestos e ingenuos escritores que gastaron diez años de su vida en escribir sus obras maestras, ¡que se jodan, coño! La vida es dura. Eso lo sabe cualquiera. Ahora se preguntarán ustedes, queridos nueve lectores: ¿cómo es que Marco Tulio, que ha ganado X cantidad de concursos --al final pondré la lista completa de mis premios y la lista de los concusos en los que sido jurado, para que se sepa que yo no toco de oídas, sino que he estado metido en ese mundo y sé dónde es que la puerca tuerce el rabo-- se atreve a tirarle caca a las beneméritas instituciones que le han dado casa, coche, yacuzzi y algunos viajecitos? Pues muy sencillo, mis querido nueve lectores: los concursos me han permitido saltar trancas puestas por mediocres (los lectores de las editoriales, los dictaminadores, en general son segundones, envidiosos, que en lugar de promover la calidad literaria, la bloquean): si yo hubiera sido un humildito escritor que escribe sus obritas maestras de fin de semana y las manda a las editoriales a ver si por favor las publican, pues, amigos, yo seguiría siendo un modesto profesor de educación cívica y deportes en el Colegio Los Cedros de Líbano en Cali. Y no fue así: desde el puro inicio me dije: Yo no como cuento ni cago grueso: yo me voy por el camino corto: mandé uno de mis primeros cuentos al concurso de Cuento La Felguera España (al que llegan 800 o más cuentos de todo el mundo), y... casi lo gano. Fellé por un pelito. Y desde entonces me queda el vicio de saltarme las trancas ganando concursos literarios.
Veamos el otro aspecto de los concursos: los jurados. Lo repito: en general no leen los libros. Entre los concursos importantes en los que he sido jurado está el de novela "Jorge Isaacs", con miles de dólares de premio y miles pa los jurados, en Cali, en el que alterné a mis robustos treinta años, junto con José Donoso y Johnattan Tittler, de Cornell University. José, Pepe, ya para entonces era un hombre realista y así lo manifestó: "Yo quiero que se premie esta novela porque conviene a Chile que se publique un texto como éste ". El autor era, naturalmente, chileno. No acepté su propuesta. Discutimos, discutimos, discutimos. Yo quería premiar Las puertas del infierno de José Luis Dáz Granados (colombiano). Intervino en la discusión Gustavo Álvarez Gardeazábal, quien era coordinador del concurso. Dijo: "Pues si no pueden ponerse de acuerdo, dénle el premio a un tercera novela, y dos menciones con recomendación de publicación a la novela que propone Donoso y a Las puertas del infierno. Dicho y hecho. Otro concurso importante en el que participé como jurado fue el Latinoamericano de cuento de la revista Plural y Excélsior. He de decir que en este concurso premiamos lo mejor: un cuento de una calidad tan salida del lote, que fue inevitable otorgarle el premio. El autor, Óscar de la Borbolla, hasta la fecha sigue siendo de los más interesantes e ingeniosos de México. La descomposición de los famosos concursos del Instituto de Bellas Artes en México puede reflejarse en la siguiente anécdota. Fui jurado del Concurso de Libros de Cuentos San Luis Potosí hace unos quince años. Leí todos los libros, inocente MT. El Instituto me citó en el Sanborns del DF --cinco horas de viaje y dos días perdidos-- para las deliberaciones del jurado (no digo nombres porque podría equivocarme: el caso es que eran y son del club de millonarios de la literatura mexicana: han recibido todas las becas del mundo, todos los cargos, todos los viajes, han dirigido revistas, editoriales --como castigo divino han perdido el reino de los cielos de la literatura, etc). ¿Y saben cuántos miembros del jurado asistieron a las deliberaciones? Uno, el ínclito o infame MT. Le di el premio al libro de un joven talentoso: Ricardo Chávez Castañeda. Un tercer caso: el Premio nacional de Literatura de Colombia...(Pérenme. Lo dejo pa después).

(Regresé) En el Concurso Nacional de Literatura de Colombia fui jurado con Nicolás Suescún y Luis Fayad. Yo tenía una baraja de tres o cuatro posibles ganadores. Nada. Los otros miembros del jurado decidieron premiar un libro descaradamente malo y estúpido. Suescún era el promotor: no dudo que el ganador haya sido amigo de él. No sé si se repartieron el dinero. Fayad dijo descaradamente que no había leído los libros pero que apoyaba a Suescún. ¿Resultado? Ganó el pésimo libro de cuentos. ¿Qué hizo MT? Denunciar el hecho públicamente en una reunión con notables de la política y la literatura colombiana. Segundo resultado: los organizadores vetaron a MT y dieron instrucciones para que ningún medio de prensa se me acercara.
¿Me han ofrecido alguna vez un premio? Sí, me lo ofreció un organizador, que era a la vez jurado y amigo. Me preguntó en carta: ¿MT, quieres ser jurado o ganar el concurso? Le respondí: Quiero ganarme el concurso. Y lo gané. Fue el Premio "José Eustasio Rivera" de Neiva, Colombia. ¿Hubo trampa? Me atrevo a creer que no, pues los miembros del jurado eran tres, y mi amigo era sólo uno: él mismo. Supongo que al invitarme no quería hacer trampa, sino que confiaba en que yo podría ganarlo porque creía en mí.
En el Concurso de Novela Planeta-Joaquín Mortiz de México hace unos diez años hubo 10 finalistas, entre ellos Luis Arturo Ramos, Paco Ignacio Taibo II y MT. La ceremonia decisoria fue organizada con gran boato en un restaurante de lujo. Había conejitas de bellas dotes , una orquesta de cámara, las mejores viandas y vinos. Desde el principio se rumoraba que el premio ya estaba decidido y que el ganador sería Taibo. Así fue. Ganó con una novela que no leí pero que no trascendió sino en la cuenta bancaria del amigo Taibo. Asistí acompañado por mi esposa, quien a cada eliminatoria sufía un sobresalto. Eran demasiados pesos para dejarlos ir sin la correspondiente ansiedad. Yo no me emocionaba pues sabía cómo son esas cosas. Los jurados se encerraban media hora. Salían y decían: eliminado X, restan Y, Z y W. Creo que quedé eliminado a la sexta vuelta. Luis Arturo quedó en segundo lugar con una buena novela, La casa del ahorcado. Mi novela fue publicada años más tarde con un nombre en México y otro en Colombia. Planeta la publicó como Las noches de Ventura, Plaza y Janés la tituló Buenabestia. En México a esta práctica de arreglar un concurso se la llama "tamalear". El asunto del concurso estaba tamaleado.
Otro caso, en el que me gané la animadversión de gran parte del imperio Alfaguara. Participé el el Concurso de Novela de Alfaguara en España ( 150 000 dólares de premio)
hace varios años con mi novela El amor y la muerte. Días antes del fallo fui llamado al DF por la gerenta o algo así de la editorial en México. Me dijo --literal--: MT, eres uno de los dos finalistas de nuestro concurso. Quiero saber si estás dispuesto a afrontar todos los compromisos de un Premio Alfaguara: un año de viajes, presentaciones, conferencias, en treinta o cuarenta países. Sentí que la amaba y me dije: Qué mujer tan inteligente y tan ejecutiva. Le respondí: Claro que sí, toda mi vida me he preparado para esto. Entonces ella me dijo --literal--: ganes o pierdas a partir de ahora eres autor de Alfaguara: vamos a publicar todos tus nuevos libros y a reeditar los viejos. ¡Bravo!, me dije, y regresé a Xalapa a rumiar mi esperanza. Ah, se me olvidaba comentar: la señora me pidió que, si no ganaba, no difundiera el hecho de que yo había sido finalista. Permanecí en silencio. ¿Resultado? No gané. Ganó Elena Poniatowska --que es el poder cursi en México: Carlos Fuentes, Monsiváis, Pitol, etc. son amigos y solidarios y dueños de la opinión cultural en este país--. Leí la novela ganadora: me pareció espantosamente mala. Mala no es la palabra. Malísima. Les voy a dar una prueba: si el autor nativo de un país --como son todos los escritores no extraterrestres-- gana el premio Alfaguara o el Planeta, los comentaristas, periodistas y otros istas se lanzan sobre la novela, escriben mil artículos, aunque sea para deturparla. El caso es que sobre la Poni solo apareció en México un comentario muy diplomático Carlos Fuentes (casualmente autor de Alfaguara). También se publicó una nota en la revista Proceso defenestrando por completo a la magnífica obra. ¿Qué hice? ¿Me quedé callado? No. Dije lo que pensaba con todas sus palabras en diversos medios de prensa y en este blog. ¿Cumplió la gerenta de Alfaguara la promesa de publicar todas mis obras? No: publicaron El amor y la muerte en Colombia --con un modestísimo adelanto en dólares; la obra recibió abundantísima atención crítica (los artículos están en este blog, por ahí--, publicaron Cuentos para después de hacer el amor en Punto de Lectura México y España... y publicaron El pollo que no quiso ser gallo (en Alfaguara Infantil México y Colombia --a la fecha llevan vendidos 30 000 ejemplares solo en México). Y después ni siquiera han querido considerar mis nuevos manuscritos. La gerenta es la que, por medio de su asistente, me dice que no le interesan mis textos.
¿Soy insaciable? ¿Insaciable, terco e irremediable? Of course. Otro se habría dado por satifecho teniendo tres libros en Alfaguara.
Las anteriores son parte de mis experiencias en concursos. Para documentar que no estoy hablando sin elementos de juicio voy a incurrir en el inefable placer (ver Ortega y Gasset) de citar los premios que he ganado contra el sistema literario mundial... a pesar de que nunca me he quedado callado. Creo que es la Biblia la que dice: En este mundo nadie dice la verdad. Voy a ser conscientemente soberbio: yo sí digo la verdad; si no toda, parte de ella... que siempre debe haber un dato oculto para que el cuento tenga interés. Va la lista de premios, muy recomendable para envidiosos o maledicientes...
PREMIOS LITERARIOS
RECIBIDOS EN MEXICO
1. Premio en el Concurso Semanal de Cuentos de la "Revista Mexicana de la Cultura". Diario El Nacional en México, 1977 ( por "Historia de un Orificio").
2. Segundo Premio en el Concurso Internacional de Cuentos de La palabra y el hombre, 1979 (por "La piel más tersa").
3. Premio en el Concurso de Cuentos organizado por la Universidad Juárez del estado de Durango, 1979 (con "El Ritmo del Corazón").
4. Premio en el Concurso de Cuentos Bernal Díaz del Castillo, organizado en Coatzacoalcos, 1988 (por "La Dama de la Noche").
5. Premio Latinoamericano de Cuentos ofrecido por Plural y Excélsior, 1989, por "Los alivios del cuerpo".
6. Premio Nacional de Libros de Cuentos organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México y el estado de San Luis Potosí, 1990. (Con el libro Los Grandes y los Pequeños Amores).
7. Premio Nacional de Libros de Cuentos en Carmen, Campeche, México, 1993 con Las pasiones extrañas.
8. Premio Nacional de Libros de Cuentos en Campeche, Campeche.
9. Premio de Cuentos Ciudad de Xalapa con el texto "Las tablas crujientes", 1994.
10. Premio Nacional de Literatura Infantil "Juan de la Cabada", 1997, otorgado por el Instituto de Bellas Artes de México y el Gobierno del Estado de Campeche.
11. Premio Internacional de Cuento Gabriel García Márquez, 1999, concedido en México.
PREMIOS Y DISTINCIONES RECIBIDOS FUERA DE MEXICO
12. Primer y segundo premios en el Concurso de Cuentos de la Universidad Santiago de Cali, Colombia, l974.
13. Premio Nacional de Novela Aquileo J. Echeverría, otorgado por el Ministerio de Cultura de Costa Rica en 1975 (por Breve historia de todas las cosas).

14. Premio en el Concurso Sesquicentenario de la Universidad de Cauca, en Colombia, l979 (por "Archibold en Alaska").
15. Premio en la Primera Bienal de Novela José Eustasio Rivera, de Colombia, l988 (con la novela Venturas y desventuras de un frenáptero, hoy publicada bajo el título de Los placeres perdidos).
16. Premio Internacional de Ciencia Ficción (segundo premio) "Bogotá, una ciudad que sueña", en Colombia, 1997.
Finalista (sólo se incluyen los importantes)
Premio de Novela Planeta-Joaquín Mortiz en México.
Premio de Novela Alfaguara en España.
Premio Nacional de Novela Bellas Artes en México.

3 comentarios:

Sentenciero dijo...
Gracias, Marco Tulio, por escribir tan claramente lo que todos sabemos ya, pero que no hemos visto así de claro, de parte de un testigo de primera mano. Recientemente, no es difícil imaginarse que pasaron cosas de ese tipo en el Herralde y en el Radio France. Ni qué decir del Planeta y otros bodrios. Pero, como todo buen perdedor, seguiré intentado por los años que vengan...
Marco Tulio Aguilera dijo...
Increible la velocidad del internet. Un minuto después de publicar el Comentario sobre la corrupción de los grandes premios literarios ya tenía tu comentario. No dudo que en Radio Francia y Herralde pase lo mismo que en Planeta y Alfaguara. Adelante: hay que derrotarlos atacándolos por las grietas de su muralla... Siempre hay por ahí alguien honrado que saca la cara por la humanidad... Me gustaría conocer tu identidad... aunque creo que la adivino.
Marco Tulio Aguilera dijo...
Ya me enteré que eres tico y de apellido Barquero. Eché una mirada a tu blog: tienes un nuevo aficionado.Quiero poner tu blog entre mis favoritos pero ya se me olvidó cómo...

5 comentarios:

  1. Querido Tocayo, una venia por tu valiente blog. Es buena hora para ir tirando el lastre. Me pareció que estabas molesto, porque traje a colación la reseña que hiciera hace algunos años a tu novela, "El amor y la muerte", pero eso no importa ya. Retomas las banderas de la dignidad con la pruebas desde dentro. Como recuerdo el concurso Ciudad de Bogotá de 1.991, donde sólo fui finalista, cuando Alberto Duque López propuso ganador a "Cuarto de Amor discreto" y me negué a seguir concursando. Pero sigo escribiendo. Un abrazo desde tu pais.

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  2. Que sirva el siguiente escritor, para efectuar un control ético de los acostumbrados y viciados concursos que se realizan en el Huila.(Véase el blog, de LIBARDO MEDINA. libmedina.blogspot.com

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  3. Polo:
    No leí la reseña de El amor y la muerte. Si la tienes mándamelo, por favor. Nunca me he ofendido por una crítica adversa. SDe aprende más de los errores que de los elogios y más de los insultos que los halagos. Cariñoso saludo...Al sur, al sur, al sur...

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  4. Aparece en el blog, Tacuinis de Marco Polo.

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  5. PRIMERO IRE A ESCRIBIR MI CUENTO INFANTIL LUEGO ESCOJO QUIEN ME LO PUBLIQUE,PORQUE, CON ESOS COMENTARIOS "JODER"

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