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lunes, 25 de junio de 2012

HISTORIA DE TODAS LAS COSAS: LA NUEVA GRAN NOVELA LATINOAMERICANA

Alexandi Gutiérrez Hortúa
Publicada originalmente en Newsweek en español, noviembre de 2011 

Marco Tulio Aguilera Garramuño es un escritor colombiano que vive hace 32 años en México y que desde la ciudad de Xalapa ha ido configurando una de las obras literarias más consistentes y valiosas de la literatura latinoameriana. Sus proyectos son de una ambición que podría considerarse anacrónica y no obstante sus obras tienen una vigencia y un prestigio crecientes. Libro a libro ha ido edificando su obra, que ha recibido gran cantidad de premios de gran nivel.
Habiendo rebasado los sesenta años, mantiene una disciplina espartana que le permite ser uno de los atletas máster más destacados de México. Compite con frecuencia en torneos de natación en varios estados de la república y habitualmente gana tres o cuatro medallas. En octubre del año pasado acometió la proeza de ganar siete medallas en el Torneo Máster Aquabel en Veracruz. Meses antes había nadado desde la ciudad de Veracruz hasta Isla Sacrificios ida y vuelta en mar abierto, acompañando a un grupo de triatlonistas.
Entre  los proyectos literarios ya cumplidos de Aguilera Garramuño está haber publicado tres libros de cuentos con temática erótico-amorosa: Cuentos para después de hacer el amor,  Cuentos para ANTES de hacer el amor  y El imperio de las mujeres. El primero de ellos ya va por su 14ava edición y fue clasificado pro la revista  Semana de Colombia como uno de los libros de cuentos más importantes del siglo XX en ese país.
Otro de sus proyectos magnos está a punto de ser cumplido. Se trata de la serie de cinco novelas que ha llamado  El libro de la vida, de las cuales se han publicado hasta la fecha  Mujeres amadas, Las noches de Ventura, La hermosa vida, La pequeña maestra de violín. Resta por publicar  El sentido de la melancolía,  obra en la que aborda “la enfermedad del siglo”, la depresión.
Y el año pasado, 36 años después de su primera edición en Argentina, vuelve a ver publicada la obra que pretendió competir en calidad con Cien años de soledad. Se llama  Historia de todas las cosas. En su primera edición la escribió cuando era un joven de 24 años y desde entonces ha cargado injustamente con el estigma de ser un imitador de Gabriel García Márquez.
La publicó Ediciones La Flor de Argentina, del prestigioso editor Daniel Divinsky, en 1975; quien escribió las siguientes palabras en la contraportada: “Nosotros los editores de este libro, declaramos al lector: Que Aguilera Garramuño no es un seudónimo utilizado por García Márquez para escribir una novela más divertida que "Cien años de soledad". Aguilera Garramuño es el de la fotografía, y no tiene bigote. Que "Breve historia de todas las cosas" es la novela más imaginativa, loca, entretenida y rica que haya pasado en mucho tiempo por nuestras manos. Que garantizamos al lector satisfacción completa, si no se le devolverá el importe de su compra en la tienda principal de San Isidro de El General. Que el pueblo San Isidro de El General no es Macondo y su único parecido es que ambos sólo podrían estar en latinoamérica. Que todos los comentarios bibliográficos de este libro lo relacionaran con García Márquez, siendo esto una mentira: a nosotros nos gusta más Aguilera Garamuño."
La novela fue entregada por el autor a García Márquez en su propia mano, Gabo la recibió escéptico y una semana más tarde llamó a Aguilera Garramuño para felicitarlo. “No creo que sea mejor que Cien años de soledad, pero no le hace falta. Es una novela extraordinaria y original”.
Muchos lectores autorizados pensaron lo mismo y unos pocos acusaron a la obra de ser un subproducto del realismo mágico. La edición argentina no se vendió de manera tan copiosa como esperaba el editor, pues Argentina por esos días estaba en la peor crisis de su existencia y gobernada por la feroz tiranía de los militares.
Salió en 1979 una segunda edición de 25.000 ejemplares en Plaza y Janés de Colombia, y ahí terminó la carrera de la novela, que no fue olvidada por la crítica y los lectores, pero sí relegada por su autor, que se dedicó a sobrevivir en Estados Unidos, Colombia y México, y que comenzó a publicar otros libros que tuvieron repercusión pero no llegaron a tener a eco nivel mundial.
Lo más cerca que estuvo Aguilera Garramuño de alcanzar difusión mundial, fue en el año 2000, cuando quedó finalista del Concurso Alfaguara con su novela El amor y la muerte, concurso que ganara Elena Poniatowska. La editorial ocultó que la novela de Garramuño había sido finalista, pero la crítica de muchos países subrayó el ocultamiento y el escritor levantó una polémica contra Alfaguara, afirmando que se premia lo que se vende, no la calidad.
Aguilera Garramuño, urgido por una pulsión narrativa y un poder literario que han reconocido críticos de muchos países, ha publicado libros que se han transformado en clásicos. Por ejemplo, el ya mencionado  Cuentos para después de hacer el amor, que a la fecha lleva 14 ediciones y El pollo que no quiso ser gallo, cuentos infantiles, que ha vendido casi 50 000 ejemplares en varios países.
En la memoria de los lectores quedó, sin embargo, la primera novela,  Breve historia de todas las cosas,  que fue considerada por el prestigioso académico norteamericano Seymour Menton como lo más cercano que se haya escrito a Cien años de soledad; se recuerda que esa obra entró en la historia de la literatura latinoamericana exaltada en libros de John Brushwood, Wolfgang Luchting, Raymond Williams, Anderson Imbert y en artículos de medios literarios de muchos países.La Estafeta Literaria de Madrid le dedicó una página, y Germán Vargas, uno de los siete sabios de Cien años de soledad, destacó su gozosa calidad, así como lo hicieron más de 100 críticos. Aun así el autor decidió dejar relegada esa novela y dedicarse a demostrar que no es, de ninguna manera, una sombra del célebre Gabo.
Como dato curioso, años después el filósofo norteamericano Ken Wilber publicó un libro con el mismo título. Y aun más curioso, un escritor español, 15 años después de la publicación de Cuentos para después de hacer el amor, publicó un libro con el mismo título.
36 años después de la publicación de Breve historia de todas las cosas, una pequeña y prestigiosa editorial del estado de Puebla, llamada Educación y Cultura, publicó  una novela que ahora se llama  Historia de todas las cosas. Es la misma vieja novela escrita por un autor casi adolescente, alimentada con la experiencia narrativa a lo largo de los años, y con 220 páginas más. Aguilera Garramuño afirma que va a demostrar que lo que dijo su editor original, si no era verdad entonces, sí lo es ahora.
La novela fue presentada en octubre del año pasado en Barcelona por el editor Ricardo Moreno Botello, también por Alexandri Gutiérrez Hortúa (autor de estas líneas) y por el escritor uruguayo, Héctor D’Alessandro, quien consideró que la “nueva vieja” novela de Aguilera Garramuño pronto será considerada como un clásico a la altura de  Cien años de soledad.

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