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lunes, 26 de septiembre de 2011

José Agustín presenta Los grandes y los pequeños amores de Aguilera Garramuño en el Palacio de Bellas Artes

En el año de 1990 fue publicado mi libro Los grandes y los pequeños amores por la editorial Joaquín Mortiz en su desaparecida colección Premios Bellas Artes. Este libro había sido galardonado con el Premio Nacional de Libros de Cuentos San Luis Potosí por un jurado integrado por el querido Severino Salazar, Agustín Ramos y Jorge Von Ziegler. Una vez que el libro se hubo agotado, retomé los derechos y desmembré el libro, publicando unos textos en mis libros Cuentos para después de hacer el amor y Cuentos para antes de hacer el amor. En su edición original, como Los grandes y los pequeños amores, fue presentado por José Agustín en el Palacio de Bellas Artes de México. Las siguientes son las palabras con las que presentó mi libro, que fueron publicadas en el diario Excelsior el domingo 29 de noviembre de 1992).

Antes de conocer a Marco Tulio Aguilera Garramuño había leído Cuentos para después de hacer el amor, un libro irreverente, agresivo, diferente, desaforado, superefectivo. Bueno, posteriormente le hice una entrevista muy divertida en el Zooológico de Chapultepec para Canal 13 y fue entonces cuando nos hicimos muy amigos… (Nota del transcriptor: En este punto hay un salto, debido al hecho de que la copia complementaria ha desaparecido del archivo).
El primer cuento “Cantar de niñas” es un cuento clásico, muy sencillo, hermoso, en el que se narra la historia de amor de un hombre maduro con una delicadísima Lolita. Hay que destacar la sutileza, el tacto, con el que el autor cuenta esta historia mil veces contada. Lo original de este texto es que se lee como si nadie nunca hubiera tratado el tema.
El segundo cuento, “Paso de baile”, es el de una mujer que por la noche sale dormida, sonámbula o desdoblada, después de maquillarse y vestirse provocativamente. Asumiendo una personalidad ajena a la de su vida consciente, se entrega a aventuras en cierta forma fantásticas, lo que nos hace sospechar que nos movemos en un mundo de sueños o en otra dimensión de la realidad. El cuento nos hace pensar en esa otra cara de la mujer con la que vivimos, en el lado oculto de la personalidad que tal vez todos los seres humanos tengamos.
“Los grandes y los pequeños amores” es un cuento que yo creo tiene que ver con las parejas o, por lo menos, con las parejas modernas, ya que por la culpa de un amor de antaño que muchos de nosotros tenemos guardado como mito o como ensueño que ayuda a soportar la rutina conyugal, el matrimonio tiende a desgastarse sin razón verdadera. El vínculo matrimonial sale triunfante en el cuento a pesar de todo, y en ello hay una reflexión profunda, filosófica sobre los valores actuales. Siento que hay en éste y en el cuento posterior, una revaloración del matrimonio como espacio reivindicado. Ya no se trata del amorío de reventón, pasajero, sino del amor estable, de costumbres y ritos.
Posteriormente, para cerrar el libro encontramos el relato “La noche de Aquiles y Virgen”, uno de los textos más cachondos y bellos que haya leído en los últimos tiempos. Trata de una noche de amor entre una esposa aparentemente inocente, y un hombre algo convencional. El tema del idilio doméstico ha sido poco tratado en nuestros tiempos. El texto es un largo y deleitoso ritual de amor y erotismo al que asiste el lector como mirón privilegiado y dentro del cual el hombre le relata un cuento pornográfico a su esposa. Se contraponen lo rutinario del hombre con lo fantasioso de la mujer.
Los cuatro textos que he comentado son los dos primeros y los dos últimos, de un libro de siete. Los tres restantes en cierta forma desentonan, pues son cuentos simplemente buenos, frente a otros formidables, cuentos maestros, dignos de la mejor pluma. Ningún colombiano ha escrito cuentos tan extraordinarios como estos de Marco Tulio Aguilera… y creo que decir esto no es una exageración sino una simple apreciación de lector con criterio. “El neuras en la sartén” trata de la liberación de una mujer que ha estado sujeta toda su vida a un esposo neurótico. “Visitas nocturnas” es un cuento de fantasmas algo frío, que no llega a convencerme, pero que se puede leer. “Melesio o la soledad” trata de un homosexual latinoamericano que tiene el sueño de ser poeta laureado por la Academia Francesa. (Y ahora que lo pienso, más bien se trata de que estos cuentos, más que ser de calidad inferior, simplemente rompen la unidad del libro, cuyos temas centrales son el amor y el erotismo).
En el Marco Tulio de Los grandes y los pequeños amores hallamos casi un filósofo que reconstruye un mundo que parecía a punto de hacerse trizas. Contra la filosofía del reventón y de la desilusión política, se levantan con verosimilitud, los nuevos valores: el amor y el erotismo al rojo vivo, dentro del matrimonio. En el aspecto formal Aguilera Garramuño nos vuelve a hacer creer en el cuento redondito, bien logrado, con un estilo refinado y sin embargo agresivo y alegre. Marco Tulio tiene un don especial: maneja tensiones espléndidas: sus cuentos nos agarran y no nos sueltan.
Todo ello me ha llevado a pensar en ese don que tienen algunos colombianos; en esa capacidad de narrar bien, que vemos en García Márquez y Álvaro Mutis, y que en MT se manifiesta de una manera muy especial, con una picardía erudita muy divertida, que hace que la lectura sea una auténtica fiesta de la imaginación.

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