Para consolarnos de la espléndida miseria de vivir una sola
vida, con una sola esposa, con los mismos hijos de siempre, en el trabajo
acostumbrado, para alimentarnos con los manjares más extraños y liberarnos de
los vecinos latosos que miran con envidia nuestro pobre volkswagen e inventan
chismes sobre nuestras costumbres más castas que la luna, para viajar sin pagar
boleto alguno a las islas Fidji o a Katmandú y visitar las cumbres del
Kilimanjaro y pescar ballenas blancas sin mojarnos, para disfrutar de las más grandes pasiones sin sufrir sus
consecuencias y sin que nos entren ganas de suicidarnos, para morir y resucitar
impunemente y volar sin alas, para ser más sabios y más venales que Salomón,
más felices que la felicidad más grande, para estar en una cárcel inmunda
durante una vida entera sin padecer los ataques de las ratas y los mordiscos
del hambre y los desasosiegos de la falta de amor, para abatir al enemigo con
un papirotazo del índice contra el pulgar, para derrotar al tirano tiempo que
pasa torturante mientras esperamos el autobús o la muerte de a veras, para que los insultos y las injurias
resbalen sobre nuestra piel de rinoceronte y podamos superar una gastritis, un
cáncer o una suegra arrasadora, para tener argumentos contra los cobradores en
tiempo de penuria y para conquistar a una mujer aparentemente inexpugnable,
para conocer los más altos sortilegios del amor, las palabras más conmovedoras,
las cumbres de la ironía o el despecho, para endulzar el café en tiempos de
escasez y sacar fuerzas de flaquezas y
consuelo a la gordura irrefutable, para tener más argumentos que Quevedo sin
sus lentes y poder defenderse ante los tribunales más arbitrarios, para abrir
las puertas del sueño con un buen aperitivo, para vivir, en fin, a plenitud,
sin limitarse a los estrechos límites del cuerpo y vivir mil vidas y amar a mil
criaturas sorprendentes, para afrontar el trance final sin arrugar el ceño o
pedir compasión a deidades mediocres o representantes vicarios, para eso, y
para todo lo que falta, que no es mucho sino todo, para eso se hizo la lectura.
Cuando lleguemos al instante del gran balance lo más probable es que el gran
juez no nos pregunte “¿cuánto has pecado?” sino “¿cuánto has dejado de leer?”.
Vistas de página en total
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Eduardo García Aguilar habla de Garramuño
SAMEDI 13 AVRIL 2019 LAS AVENTURAS LITERARIAS DE AGUILERA GARRAMUÑO Por Eduardo García Aguilar La Universidad Veracruzana ...
-
Marco Tulio ensaya su harakiri (En la foto: MT recién levantado y bañado se sienta a meditar sobre las posibles consecuencias del siguient...
-
Muy pronto se celebrará en Neiva, capital de tierra caliente de Colombia, el 13 aniversario del Concurso de Novela más importante de este p...
-
Marco T. Aguilera Garramuño Toda novela auténtica es un misterio, un enigma que debe ser resuelto, un problema al que se le busca solució...
No hay comentarios:
Publicar un comentario