CONTRA
LA SOCIEDAD DE ELOGIOS MUTUOS: PRESENTACIÓN DE POÉTICAS Y OBSESIONES. ENCUENTROS CON GARCÍA
MÁRQUEZ
Mayra Zepeda Arriaga, Excélsior, México, 2 de marzo
2008
Juan Villoro
presentó el libro más reciente de Marco Tulio Aguilera en la Feria del Libro
del Palacio de Minería en el Distrito Federal, México, el pasado 2 de marzo.
Dijo que Poéticas y obsesiones. Encuentros con García Márquez (publicado
por la Universidad Veracruzana en su colección Ficción) era un libro que se
leía con enorme pasión y entusiasmo, porque había sido escrito con pasión y
entusiasmo.
Dijo: “Así como
Marco Tulio ha escrito grandes libros de cuentos y novelas que ya son clásicos
de la literatura no sólo colombiana sino latinoamericana y de la lengua
española en general, así escribió este libro, en el que con pericia de relojero
desmontó y volvió a montar los mecanismos del cuento y la novela”.
Agregó: “Como el buen panadero, Marco Tulio trabajó la masa
con paciencia y entregó a la editorial de la Universidad Veracruzana un libro
digno de figurar en las mejores bibliotecas y de ser estudiado por generaciones
de aspirantes a escritores. La segunda parte del libro, la correspondiente a
los encuentros con García Márquez, nos muestra a un escritor lleno de talento
en todo su esplendor, frente a su genial maestro, García Márquez. Nadie, hasta
ahora, que yo sepa, se ha enfrentado a Gabo con tanto desparpajo, con tanta
autoridad, y paradójicamente, con tanto respeto”.
Juan Villoro abrió su
ejemplar de Poéticas y obsesiones y dijo: “Voy a leer la dedicatoria que le hizo
Marco Tulio a Gabo en su primera novela: ‘Para García Márquez, a quien pienso
matar... literariamente’. A su vez Gabo le dedicó El olor de la guayaba a Marco Tulio, de la
siguiente manera: ‘Para Marco Tulio, de la competencia’.
“La crónica de los
encuentros con García Márquez, que aparece en la segunda parte del libro
—continuó diciendo Villoro— se lee con apasionamiento, como sucede con todo lo
que escribe Marco Tulio. Se nota en ella la tremenda admiración de un autor por
su modelo y también se nota la bonhomía, el cariño y el respeto que Gabo tiene
por Marco Tulio, que es 22 años más joven. Algo que sin duda llamará la
atención es el desparpajo del joven escritor, su atrevimiento, a veces su
burlona admiración, frente a un escritor que es, ni más ni menos, el más
querido del mundo”.
Dijo Villoro que Poéticas y
obsesiones. Encuentros con García Márquez es una antología de antología que
debería estar en las mejores bibliotecas latinoamericanas y ser lectura obligadtoria
para todos los que quieren ser escritores de cuento o novela, incluso de
crónica, pues, señaló “los encuentros con García Márquez convertidos en crónica
por Marco Tulio son, a mi modo de ver, de lo mejor que se ha escrito en lengua
castellana, comparable, por ejemplo a lo que hiciera Norman Mailer sobre Trópico
de cáncer o Sexus”.
Entrando
a otro aspecto del libro de Aguilera Garramuño, Villoro destacó los ensayos y
conferencias sobre Henry Miller y Nabokov. Dijo: “En nuestra generación
considerábamos los libros de Miller como autoayuda. Pienso que el hecho de que
un escritor de la talla de Marco Tulio Aguilera haya regresado a Miller con
tanta pasión, presta un servicio de rescate a la literatura”.
Concluyendo
dijo: “Sólo puedo terminar diciendo que de Marco Tulio se puede esperar lo
mejor y que si él ha anunciado grandes cosas, como una parodia de Cien años
de soledad, que dice va a estar a la
altura de su modelo, no tenemos más que creerle y sentarnos a esperar.”
El novelista Eusebio Ruvalcaba, que
estaba anunciado como segundo presentador, no pudo asistir al Palacio de
Minería, pero envió unas líneas encomiásticas: “De entrada, debo aclarar que Poéticas y obsesiones. Encuentros con
García Márquez se lee bajo una suerte de encantamiento, tal como si lo que
se tuviera en las manos fuera una novela y no un volumen de ensayos.Ahora que se ha puesto tan de moda que los escritores se tiren
tarascadas a modo de hienas hambrientas, es motivo de celebración y
agradecimiento que venga un escritor experimentado y ponga sobre la mesa su
juego de cartas. ¿Cuándo un escritor hace esto? Simplemente cuando tiene los
pelos de la mula en la mano. Digo
que ahí radica parte de la sustancia de Poéticas
y obsesiones. La otra estriba en la profunda observación que el autor lleva
a cabo de sus clásicos, es decir, de quienes para él son sus clásicos. Es justo la otra gran lección que se deriva del
libro, y algo que sólo un escritor verdadero es capaz de dar: que cada quien
tiene derecho a tener sus autores y que entre más estrictamente personal esa
selección mejor todavía. Cuando un libro de éstos cae en mis manos, cuando un
escritor me abraza a través de su honestidad clara y sencilla, no me queda más
remedio que emborracharme a su salud. ¡Salud, Marco Tulio!”Germán
Martínez, quien fungiera como moderador, también externó sus opiniones sobre el
libro, opiniones, que aunque entusiastas, fueron moderadas. Cuando
le tocó el turno al autor de Poéticas
y obsesiones, habló de forma bastante heterodoxa: dijo que era necesario
hacerle una lobotomía y un examen minucioso al cerebro de Juan Villoro para
descubrir de dónde salía un pensamiento tan lúcido, coherente, ordenado y
elocuente, con puntos y comas, como si estuviera leyendo un discurso en el
aire; dijo que admiraba a Eusebio Ruvalcaba, que había escrito una de las
novelas más hermosas de la literatura mexicana, Desgajar la belleza, y
que lo admiraba aun más por hablar maravillas sobre Poéticas y obsesiones, sin
haberla leído; agradeció a Germán Martínez, de quien dijo tenía una vocación
cristiana al servicio de la cultura y un escondido talento creador que no había
dejado salir; dijo Marco Tulio que las presentaciones de libros eran
aborrecibles porque se gastaban demasiados adjetivos magnificativos y que por ello
en su próxima presentación iba a invitar a un enemigo para que hablara mal de
su libro y equilibrara la balanza, incluso pronunció el nombre de su enemigo:
Cristóbal Domingo Sabio. Luego habló sobre su obsesión con García Márquez.
“Desde que leí Cien años de soledad, en
1970, acostado en un catre destartalado, en una pensión de quinta en la ciudad
de Cali, quedé atrapado. Escribí Breve historia de todas las cosas, una
novela que fue publicada en Buenos Aires y comparada con Cien años de soledad. García Márquez llamó desdeParís para
felicitarme por el libro. Luego, a lo largo de los años he recibido aliento de
parte de Gabo. Según me contaron en su biblioteca mis libros, todos dedicados,
ocupan un lugar privilegiado al lado de los de Álvaro Mutis”. Aguilera Garramuño que su libro Cuentos para
ANTES de hacer el amor acaba
de recibir su tercera edición mexicana en la editorial Educación y Cultura, y
que en el año 2009 publicará con esa misma editorial El imperio de las mujeres, libro que lleva
el subtítulo de Cuentos EN LUGAR de hacer el amor. Agregó que actualmente
está trabajando en una novela que será una parodia de Cien años de soledad
y que no será una novela perfecta, como Cien
años de soledad, sino una novela imperfecta, que en su imperfección
encontrará su calidad. Dijo que esta novela será una fiesta de la imaginación.
“Voy a destruir el lenguaje castellano, haré aportaciones de lenguajes arcaicos
y de las lenguas que he estudiado, particularmente el italiano, el portugués y
el griego antiguo.”No
pararon aquí los planes, los proyectos, los propósitos de Aguilera Garramuño:
“Pero el anterior no será mi trabajo mayor. Después de esta novela vendrá otra,
que ahora está en 1111 páginas. Se llama El sentido de la melancolía y servirá para
cerrar un ciclo de novelas que he llamado El libro de la vida. Hasta ahora he publicado tres: Las noches
de Ventura/Buenabestia (Planeta, México y Plaza y Janés, Colombia), La
pequeña maestra de violín (Universidad de Puebla) y La hermosa vida (CONACULTA, Colección Guardagujas.) La cuarta
novela, inédita, se llama El amor
pleno. Es un proyecto novelístico del tamaño de En busca del tiempo perdido”.Tras las anteriores palabras concluyó la
emotiva presentación de Poéticas y
obsesiones. Una presentación diferente a todas las que ha presenciado esta
reportera. Escuchando al autor uno
tiende a pensar que quizás Juan Villoro tenga razón: de Marco Tuilio
Aguilera (Garramuño) se puede esperar lo mejor. La literatura colombiana y la
latinoamericana tienen en este autor el mejor relevo, cuando haya desaparecido
la generación del boom. Para terminar repetiré una frase del afamado crítico
Raymond Williams: “Marco Tulio no necesita estar en el boom. Él puede hacer su
propio boom.” Quizás ya lo haya hecho y no nos hemos dado cuenta. Lo grave del
asunto es que el mismo Marco Tulio lo sabe. En una de sus entrevistas dijo:
“Soy un continente inexplorado”.
México
D.F. 2 de marzo de 2008
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