Con los miembros del Taller de Corte y Confección de Novela de Monterrey |
En Monterrey 16 de
marzo 2014.
Antenoche fiesta y baile de clausura de la Feria del Libro de la UNAL: bailé un
poco alocado hasta con dos lo loquillas al mismo tiempo (Sanjuana, escritora de
libros tremendos sobre narcos y otros temas peligrosos, y una amiga columnista
erótica de varios diarios). Eso de bailar y tomar es cosa que no hago desde
hace muchos años en Xalapa por nada del mundo); no dormí esa noche sino una
hora y por la mañana perdí el avión a Veracruz. Machetazo feroz a mi tarjeta de
crédito para comprar nuevo pasaje. Anoche sosiego y ocho horas de sueño.
En la anterior salida estuve cuatro días atrapado en el DF porque el clima estaba feroz.
Bien dicen que todos los problemas surgen por salir de casa. Pero cómo escribir si no se atreve uno a salir de la rutina. Ni modo de contar la aventura de darle de comer al gato Luca y de limpiar la jaula de los pericos.
Eventos memorables en Monterrey: regreso a la casa de miseria donde viví dos años; reconciliación con Luis Arturo Ramos y encontrarme con Pedro de Isla y con E.A. Parra, el mejor cuentista mexicano y el más noble, y conseguir por lo menos cien nuevos amigos. Y sobre todo el gozo de compartir mis nimios secretos literarios con los miembros del “Taller de Corte y Confección de Novela”, que ya tiene su propio grupo privado en Facebook gracias a una de las integrantes.
Ayer Edgar Valencia me hizo notar que yo estaba convirtiendo Facebook en mi Diario Público. Me sonó bien eso de "Diario Público": es una nueva forma de estar en el mundo. Es asombroso que me encuentre gente de Sonora y Winsconsin y Barcelona que me dicen "acabo de leer en tu blog el artículo XX o la reseña del libro de Elmer Mendoza" Valenzuela.
En la anterior salida estuve cuatro días atrapado en el DF porque el clima estaba feroz.
Bien dicen que todos los problemas surgen por salir de casa. Pero cómo escribir si no se atreve uno a salir de la rutina. Ni modo de contar la aventura de darle de comer al gato Luca y de limpiar la jaula de los pericos.
Eventos memorables en Monterrey: regreso a la casa de miseria donde viví dos años; reconciliación con Luis Arturo Ramos y encontrarme con Pedro de Isla y con E.A. Parra, el mejor cuentista mexicano y el más noble, y conseguir por lo menos cien nuevos amigos. Y sobre todo el gozo de compartir mis nimios secretos literarios con los miembros del “Taller de Corte y Confección de Novela”, que ya tiene su propio grupo privado en Facebook gracias a una de las integrantes.
Ayer Edgar Valencia me hizo notar que yo estaba convirtiendo Facebook en mi Diario Público. Me sonó bien eso de "Diario Público": es una nueva forma de estar en el mundo. Es asombroso que me encuentre gente de Sonora y Winsconsin y Barcelona que me dicen "acabo de leer en tu blog el artículo XX o la reseña del libro de Elmer Mendoza" Valenzuela.
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