Extender la mano y atrapar el instante... o dejarlo ir
Un paraíso, una mujer, y un hombre que los pierde
Entrevista con Marco Tulio Aguilera sobre Agua Clara en el Alto Amazonas
Javier Hernández Alpízar.–
Quizá en la vida, como en la lectura, el paraíso puede estar o
desvanecerse según la paciencia o impaciencia con que lo vivamos. Es
un idea que atisbó Franz Kafka, en sus Consideraciones acerca del
pecado, una de las cuales dice:
“Dos pecados capitales existen en el hombre, de los cuales se
engendran todos los demás: impaciencia e indolencia. Fue a causa de la
impaciencia que lo han expulsado del paraíso, al que no puede volver
por culpa de la indolencia. Aunque quizá no existe más que un solo
pecado capital: la impaciencia. La impaciencia hizo que lo expulsaran,
es con motivo de la impaciencia que no regresa.”
Agua clara en el Alto Amazonas es el título de una novela
breve de Marco Tulio Aguilera Garramuño, publicada por Fomento
Editorial de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. La novela
consta de dos historias paralelas: un diario de viaje del autor, quien
hizo un recorrido por el Amazonas para documentarse sobre él –porque
estaba escribiendo ya su novela– y la novela propiamente dicha.
Esta publicación de dos textos que se van alternando, con
historias paralelas y personajes parecidos, ha gustado y disgustado,
confundido e interesado a distintos lectores. El diario de viaje ha sido
publicado también en Maelström Agujero negro, un libro misceláneo,
con cuentos cortos, ensayos, fragmentos, planes para futuros libros y
comentarios a libros de otros, publicado por la Universidad
Veracruzana.
En entrevista, el autor de Agua clara en el Alto Amazonas
comentó un aspecto que nos pareció encontrar simbolizado en su novela:
la idea de que si un hombre moderno visitara el paraíso comprobaría
que no puede habitar en él. Que la novela tiene que ver con la idea
del paraíso fue comentado también por Joaquín Diez-Canedo, en una
presentación de la novela de Aguilera Garramuño: "La novela de Marco
se relaciona con una carencia o con una intención o con una ilusión o
con algo que tiene todos los años que tenemos, no nosotros, sino toda
la especie humana: creo que tiene que ver con la búsqueda del paraíso.
En realidad si uno lo piensa, ni siquiera mucho, el edén obviamente
nunca existió, es un ideal, es más que todo una aspiración, no es un
origen, ni siquiera tampoco posiblemente un futuro o un punto de
llegada, simplemente es un deseo, una aspiración."
En Agua clara en el Alto Amazonas, tanto el narrador de la
crónica de viajes como el personaje de la novela encuentran en el
Amazonas una intensidad de la vida que los deslumbra y seduce. Junto
con el viaje está la idea de encontrar a una mujer. Una idea masculina
de paraíso normalmente incluye la presencia ahí de una mujer. Pero
ambos viajeros no se quedan en el paraíso, ni con la mujer. Incluso
ambos tienen un interlocutor nativo que vive en el Amazonas, que
alguna vez se enamoró de una mujer, una indígena y la perdió, pues
aunque la volviera a ver, ya no es la misma, y la nostalgia de esa
pérdida los acompaña siempre.
Esta idea del erotismo en la novela de Marco Tulio Aguilera fue comentada así por Diez- Canedo:
"Hay dos tipos de viajes: uno el exterior, en el que hay muchas
anécdotas, aventuras y peripecias; y otro, el viaje interior, en el
que tales aventuras propician una transformación. El protagonista (los
protagonistas) se conocen a sí mismos al conocer el mundo. Vale la
pena destacar la identificación que el autor hace entre estas
fantasías de viajes exteriores y las de tipo erótico. Lo que está más
allá no solamente es el mundo desconocido y exótico, sino la mujer, la
otra mujer. Todo en esta novela apunta a convertirse en una metáfora
de la mujer. El aventurero va en busca de una mujer y no sólo de un
territorio. Los que conocemos la narrativa de Marco Tulio sabemos qué él
considera el deseo como motor y como razón del mundo. Y el deseo,
pues claro, no podía estar ausente de esta novela".
El autor de Agua clara en el Alto Amazonas respondió sobre esta temática en sus narraciones:
– ¿Por qué elegiste la estructura de dos relatos, una novela corta al lado de una crónica, que también es ficción?
– Eres el primer lector que considera que la crónica del viaje al
Amazonas, que es una de las dos partes de la novela, es ficción. En
realidad no lo es: corresponde fielmente al relato de un viaje que hice
por la Amazonia colombiana. Fue un viaje inspirado por mi gusto por
los territorios selváticos, los ríos y las zonas vírgenes. También
viajé a la Amazonia con el objetivo de documentarme personalmente
viviendo unos días en el territorio que había imaginado para escribir
una novela que ya tenía avanzada. Esta novela corresponde a una parte
de mi personalidad que casi no he explotado en mi narrativa, que se ha
ocupado más de intimidades. Si le buscara el origen a esta novela
podría contar varias historias: una de ellas es el encuentro que tuve
en Bogotá con una persona, una especie de santón, que había pasado
toda su vida en la selva y que tenía muchas historias que contar sobre
sus aventuras allá. Una de ellas es el relato de su enamoramiento con
una indígena huitota. Ese relato me lo contó en una fiesta en Bogotá.
– En la idea de una indígena muy bella con la que el protagonista
finalmente no se acuesta y la sospecha de que está enferma, ¿hay una
especie de símbolo de la imposibilidad del personaje urbano de habitar
en el paraíso?
– En general los escritores contemporáneos tienden a decir que lo
que escriben no es simbólico, que no promueven mensaje alguno, que lo
suyo es mero relato sin más allá, pero la verdad es que cualquier
escritor serio sabe qué es lo que hay oculto, cifrado, en sus obras.
Al final de la novela yo dejé abierta la posibilidad de que el
protagonista se quedara en el paraíso. Es el lector el que debe
decidir lo que significa la última frase del libro. Sobre el tema del
regreso a paraíso hay mil novelas: desde el La Odisea hasta Los pasos
perdidos, pasando por Robinson Crusoe, las sagas de Tarzán, los
libros de Haggard, de Tournier, etcétera.
– Esa idea central de la novela me parece muy interesante: una
selva, un río, que son un paraíso, pero con la muerte que rodea al
forastero en todas partes... Sin embargo, también la incapacidad, de
quien va desde una ciudad, de quedarse en el paraíso... ¿Es una de las
claves de la novela, por decirlo así?
– Sí, esa es una de las claves, la otra está en el planteamiento de
que en la vida hay momentos en que uno pude tender la mano y atrapar
el instante… o simplemente dejarlo pasar. La vida es un eterno sendero
que se bifurca, diría Borges, si hubiera decidido ser menos poético y
más filosófico. La novela está basada, no sé si te diste cuenta, en
la repetición de historias muy similares: hombres que encuentran a la
mujer “perfecta” y la pierden por ambición, y está basada en la
insatisfacción del hombre “civilizado” contemporáneo, que por buscar
la novedad, lo diferente, pierde lo básico, entre otras cosas, el amor
y el sentido de la vida. A Enrique Serna, un buen novelista mexicano,
no le gustó la novela, confundió los planos. A otros lectores les ha
gustado mucho: a Joaquín Diez-Canedo, al poeta uruguayo Saúl
Ibargoyen, a Fernando Tascende en España y a varias personas que me
han escrito cartas sobre el asunto.
Distintas reseñas y comentarios de la presentación de Agua Clara
en el Alto Amazonas se encuentran en internet. Además, Marco Tulio
Aguilera tiene un blog, Descabezadero, con textos propios, noticias y
comentarios sobre sus libros, y las presentaciones, reseñas y fotos.
La dirección es http://mistercolombias.blogspot.com/
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