No hace mucho escribí sobre mi extrañeza por la atención que se le presta a Bolaño, un escritor que me parece muy de retagardia, farragoso, poco inteligente, amanerado, esnobista, cortazariano en el peor sentido. Pronto comenzaron a llegar cartas y notas de adhesión a mis opiniones. Revisando pasadas entradas a este mismo blog leí las notas y las hallé muy pertinentes, incluso unas muy bien fundamentadas, como la de Leonel Pérez Mosqueda, que se tomó la molestia de razonar con minucia su conformidad con mi escrito. Aquí reproduzco las notas en las que se comenta el artículo que llamé "Bolaño: la farsa del siglo". Pero antes de reproducir los textos quiero razonar más allá: ¿qué es lo que hace que se mitifique a un escritor menor? Respondo: los escritores menores en general son gregarios, buscan cobijo en un grupo, se promueven unos a otros, se invitan, se premian, si me lees te leo, si me promueves te promuevo y van tomando lugares en editoriales y en medios de prensa y van convenciendo al público de que el rey va vestido aunque ande desnudo... Y así de pronto resulta que sin tener verdadera sustancia comienzan a ser famosos y leídos y muchos lectores simplemente repiten lo que oyen y leen lo que les dicen.
Ahora las opiniones de los visitantes de mi blog:
Sentenciero dijo...
Para qué desarrollar más la idea de que Bolaño es un mediocre, si con lo que escribiste, marco Tulio, esto quedó bastante claro. Ya el que no quiera entender es otra cosa...
jueves, julio 09, 2009
Farrago dijo...
Fenomeno Bolaño Vol.I
“El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero ¿qué valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni siquiera boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro.”
Milan Kundera se expresa con claridad en las anteriores líneas de sencilla ambientación; monóloga una serie de cuestionamientos mucho más profundos de los que solemos encontrar en novelas completas, o para decirlo de manera más precisa, en mamotretos completos; legajos disfrazados de novela, como el caso de Los detectives salvajes… que de detectives no tienen ni la percha, y de salvajes mucho menos (mi frágil abuela, en los albores de una apacible vejez pueblerina, era mucho más salvaje descabezando pollos a golpes de karate, como debe hacer toda pollera que se precie). En fin, que aún me pregunto cómo es que esa novela ha sido colocada –quizá por amantes del “rating” y de los fenómenos literarios- entre las primeras cinco mejores novelas publicadas en los últimos 25 años. Debo admitir que eso me despertó sospechas, burla, animadversión ¡inquina! prurito secular, y por encima de todo eso, una profunda y ecológica tristeza: asesinar a una familia de árboles para publicar un libro que no es ni bueno ni malo, sino todo lo contrario, deja a cualquiera un tanto perplejo, estupefacto, (estupendejo, pues), como una basurita flotando en los linderos de la infamia.
Lo cierto es que aún no logró discernir con fría claridad el llamado fenómeno Bolaño. Quizá se deba a que soy algo tibio, y no me atrevo a declarar, con la inverecundia que a usted, don Marco Tulio, le caracteriza, que no estoy de acuerdo con las 800 mil moscas comemierda que lo han colocado entre los mejores escritores y los más leídos, imagine usted ¡a la altura de Cortázar!; baste leer cualquier diario en línea para encontrar esa peculiar comparación…
En fin, que desvalorizar una obra –la de Bolaño- para revalorizar otra –la de Cortázar- me parece ocioso. Hasta el momento, la única relación que puedo hallar entre ambos escritores se encuentra en el corte de un traje.
Jueves, agosto 06, 2009
Farrago dijo...
Fenómeno Bolaño Vol.II
Verá usted: ¿recuerda al escritor Joserra, colega suyo del suplemento Sábado [y del maestro Félix], que luego de tres o cuatro artículos guapachosos –marca Condechi- desgastó su chiste aquel sobre “los intelectuales vestidos con un traje de estilo Cortazar bajo el brazo”? Bueno, pues hace unos días, mientras un amigo hablaba peste y media sobre otro amigo –no presente en la charla, claro está- se le ocurrió decir que detestaba “su ridículo trajecito de intelectual lumpen, muy a lo Bolaño bajo el brazo”. Obviamente me reí, con risa nerviosa, y dije que me parecía muy ingenioso ir “actualizando” esa vieja expresión Joserraniana, y que seguramente Joserra estaría muy agradecido. Mi amigo me miró con cierto rencor, como si acabara de sacarme la pinga frente a su madre, y me dijo que esa expresión la había inventado él y sólo él, y que no conocía a ningún pendejo con un nombre tan ridículo como “Joserra”. Luego me quedé callado, dejando que mi amigo se empachara con sus propias loas a Bolaño. Sólo recuerdo tres de ellas: “Bolaño es el verdadero Boom: supo sacudirse la melaza poética del realismo mágico, ese recurso bananero, y se dedicó a escribir crudamente sobre la realidad” “Bolaño genera universos aparentemente cotidianos que encierran un intrincadísimo ((SIC)) juego de complicadas posibilidades existenciales.” “Bolaño no escribe bonito ni cantadito, no mames, él no escribe novelas para acompañar tangos.”
Esto último lo dijo cuando intenté argumentar que la literatura de Bolaño me parece un tanto monótona, carente de belleza rítmica. Claro que después de eso decidí quedarme callado, por temor a que mi querido amigo se lanzara con otra andanada de temerarias declaraciones.
Temo advertir que este mensaje ya está muy extendido, así que presionaré el “botón Carveriano” y trataré de ser breve:
El motivo de esta larguísima misiva, señor Tulio, era señalar que comparto con usted muchas apreciaciones en torno a Bolaño, pero también creo que hay muchas dudas que siguen flotando en el aire. No pienso atiborrarlo con todas ellas, en realidad sólo quiero aligerar la carga de una. Y es la siguiente: ¿Por qué razón o razones considera usted que Bolaño se ha vuelto un fenómeno? Sé que es una pregunta muy gregaria, pero da el caso que no he podido encontrar un respuesta ni medianamente satisfactoria en suplementos y revistas. Muchas de las razones que encuentro para leer a Bolaño –insisto- no pasan de malabarear lo ya dicho. Por eso me gustaría conocer su opinión al respecto. Espero y no malinterprete estas ideas que le comparto, don Tulio, no crea usted que vine al mundo para caerle bien o sumarme a su ínclita caterva de admiradores; la verdad es que no siento admiración, sino respeto, y más allá de respetarlo a usted, respeto su obra y su apasionamiento literario (lo que sea que quiera eso decir) porque considero que respetar a un buen escritor es un asunto muy superior a la admiración baladí, y más auténtico que el popular ejercicio del lamegüevismo. Todo esto ocurre por una situación clara y evidente: siempre he creído que en todo ejercicio de comunicación, lo primero que debemos encontrar, y lo último que debemos perder, es el respeto. Ahora bien, ya que he interpuesto un mediano protocolo de rigor, espero que no le importune sobremanera esta misiva y pueda invitarlo a que, en la medida de las posibilidades –de tiempo y de su carrera literaria- podamos hacer uso del más grande invento de los griegos: el diálogo.
Quedo de usted, señor Tulio.
Fárrago, jueves, agosto 06, 2009
Marco Tulio Aguilera dijo...
Estimado Fárrago
Lo que escribió usted es tan sensato, bien razonado, y está tan bien escrito, que amerita una contestación bien meditada. Me gustaría poner su texto directamente en mi blog, dándole crédito, pero no con su nombre de bloguero, sino con su nombre real. A continuación yo daría mi punto de vista. Espero su aprobación para subir mi texto directamente a mi blog.
Jueves, agosto 06, 2009
Farrago dijo...
Sería todo un honor para mí compartir estas diletancias no solamente con usted sino también con la gente que, al igual que yo, tanto disfruta y aprecia su literatura; de la cual por desgracia he leído muy poco, pero como decía mi sabia abuela, la pollera: "la gente no vale por lo que tiene, sino por lo que presta", expresión que me ha invitado a apreciar todos los dos libros que de usted que me han prestado; valiosos todos ellos, tanto, que he decidido a romper mi actitud contemplativa de la vida y comprar toda su bibliografía para ponerme al corriente.
Quedó pues de usted:
Atte: Leonel Pérez Mosqueda.
jueves, agosto 06, 2009
Y en facebook el escritor uruguayo Héctor d’Alessandro, el 10 de mayo de 2011 me ayuda a ponerle banderillas al mito Bolaño. Dice:
Bolaño no tenía ni idea de escribir ni cuándo ni cuánto aburría. Y contó además con un aparato mediático que lo levantó a donde nunca hubiera llegado por sí mismo, pero es lo que tiene lo inflado, que con un pinchito revienta. ¿Alguien lee aun a Bolaño, y de aquí a que pase un tiempo, alguien lo leerá? Ninguein, porque es infumable, aburrido y sin gracia ninguna más allá de una constancia que por suerte acabó.
MT dice:
Sobra cualquier comentario.
http://www.mistercolombias.blogspot.com
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